17. El hijo del hombre pasará tres días y sus noches en el
corazón de la tierra y entonces vendrá otra vez y los hombres le
verán y le conocerán.
18. Mirad que la luz puede ser tan intensa que los hombres no
puedan ver cosa alguna.
19. En efecto, la luz espiritual ha brillado tan intensamente
sobre Galilea que vosotros los que me oís estáis ahora ciegos.
20. Quizá habéis leído a Azrael que dice: La luz brillará
refulgentemente en la obscuridad de la noche y los hombres no
la comprenderán.
21. Ese día ha llegado; la luz brilla; vosotros no la veis.
22. La reina de Saba estaba sentada en la más negra
obscuridad, y sin embargo anhelaba la luz.
23. Vino a oír las palabras de sabiduría de los labios de
Salomón y creyó:
24. Y llegó a ser una antorcha viviente, y cuando llegó a su
hogar, toda Arabia estaba llena de luz.
25. Alguien mas grande que Salomón está aquí; el Cristo está
aquí; la Estrella del día se ha levantado y vosotros rechazáis la
luz.
26. Y vosotros recordáis a Nínive, la ciudad perversa de Asiría,
que Dios había señalado para ser destruida por terremotos e
incendios si su pueblo no tornaba y caminaba las vías del
derecho.
27. Y Jonás levantó la voz y dijo: En cuarenta días Nínive será
arrasada y toda su riqueza será destruida.
28. Y las gentes oyeron y creyeron, y se enmendaron y tomaron
las vías de rectitud, y la ciudad no fue arrasada, no fue
destruida.
29. Os digo, hombres de Galilea, que Arabia y Nínive testificarán
contra vosotros en el día del juzgamiento.
30. Mirad por que todos aquellos a quienes hablo, tienen en sí
todos los fuegos de Dios; pero están echados muertos.
31. La voluntad está sofrenada por los deseos carnales y no
impulsa los éteres de los fuegos a vibrar hasta transformarse en
luz.
32. Por consiguiente, mirad vuestras almas y notad: ¿No es la
luz interior vuestra tan obscura como la noche?