10. Ya tiene asegurada la cosecha, porque cosechará lo que
sembró; y más todavía porque la semilla produce el ciento por
uno.
11. El fruto de la justeza, de la paz, del amor y del goce no
pueden proceder jamás de semillas nocivas, ya que el fruto es
similar a la semilla.
12. Cuando sembréis, sembrad semillas de justeza, porque así
debe ser y no por hacer un negocio esperando la rica cosecha.
13. El hombre material aborrece las leyes espirituales porque le
privan de la libertad de vivir haciendo el mal. A su luz no puede
satisfacer sus pasiones y deseos.
14. Es enemigo de quien camina en Santa Respiración. El
hombre carnal ha matado siempre a los hombres buenos de los
tiempos antiguos, a los profetas y a los videntes,
15. Y él os abofeteará, os acusará falsamente, os azotará y os
aprisionará: pensará que seguramente está haciendo la
voluntad de Dios al mataros en las calles.
16. Mas vosotros no lo prejuzguéis y lo censuréis cuando os
haga mal.
17. Cada persona tiene sus propios problemas que resolver, y
tiene que solucionarlos por sí misma.
18. Quien os azota puede tener una carga de errores que
sobrellevar; pero ¿y vosotros?
19. Un error, un pecado pequeño del que ya camina en Santa
Respiración es más grande a la vista de Dios que pecadores,
errores monstruosos, del que nunca dió con la vía.
20. ¿Como podéis ver la astilla en el ojo de vuestro hermano
teniendo leños dentro de vuestros propios ojos?
21. Sacad primero los leños de vuestros ojos y entonces
podréis mirar la astilla en el ojo de vuestro hermano, y ayudar a
sacársela.
22. Mientras vuestros ojos están llenos de substancias
extrañas, no podéis ver la vía porque estáis ciegos.
23. Y cuando un ciego guía a otro ciego, ambos pierden el
camino y caen en el abismo.
24. Si habéis de guiar la vía hacia Dios, debéis tener la visión
clara y el corazón puro.
Capítulo 101
Conclusión del Sermón de la Montaña. La parte final del código de
ética. Los cristianos retornan a Cafarnaúm.