15. Yo os digo que es mucho mejor sufrir una pérdida que
recurrir a una ley o pedir a los tribunales de los hombres que
juzguen lo correcto y lo erróneo.
16. La ley del hombre carnal dice: ojo por ojo y diente por
diente; resiste todo ataque a tus derechos.
17. Pero ésta no es la ley de Dios. La Santa Respiración diría: no
resistas a quien te prive de tus bienes.
18. Quien arrebata tu saco todavía es tu hermano, cuyo corazón
debes ganar, lo cual no puede conseguirse por el camino de la
resistencia.
19. Dale pues tu saco y ofrécele más y más. Con el tiempo el
hombre se elevará por encima del bruto, y tú lo habrás salvado
de sí mismo.
20. No rechaces a quien te pide auxilio. Da al que te pide que le
prestes algo.
21. Y si alguien te hiere en un arrebato de ira, no está bien que
tú le hieras en retorno.
22. Los hombres llaman cobarde al que no pelea y defiende sus
derechos. Pero es mucho más grande el hombre que es atado,
es herido y no hiere.
23. El que es calumniado y no contesta, que el que hiere a quien
lo hiere y difama a quien lo difama.
24. En los tiempos antiguos se decía que el hombre debe amar a
sus amigos y odiar a sus enemigos; pero yo os digo:
25. Tened piedad de vuestros enemigos; bendecir a los que os
difaman; haced bien a los que os hacen mal y orad por los que
pisotean vuestros derechos.
26, Recordad que sois hijos del Dios que hizo el sol que se
levanta por igual sobre el bueno y sobre malo, y que manda la
lluvia sobre el justo y sobre el injusto.
27. Si vosotros obráis con otros como ellos obran con vosotros,
no sois sino esclavos que seguís el camino de la muerte.
28. Si sois hijos de la luz, debéis guiar e iluminar el sendero.
29. Haced por otros lo que os gustaría que otros hagan por
vosotros.
30. Cuando hacéis el bien a los que os hacen bien, no hacéis
más de lo que hace cualquier otro hombre; los publícanos
hacen lo mismo.
31. Si saludáis a vuestros amigos y no a vuestros enemigos,
sois como los otros hombres; los publicarlos hacen lo mismo.