29. Un sacerdote prominente. Abihu, dijo: Este sujeto es una
amenaza para nuestra nación y para nuestras leyes. Se hace
pasar por hijo de Dios. No está bien que siga viviendo.
30. Pero Jesús le dijo: Abihu, Señor, tu eres ilustrado y si es así,
debes saber la ley de la vida. Te ruego pues decirme: ¿quienes
son los hijos de Dios de los que habla el Génesis, que se
casaron con las hijas de los hombres? .
31. ¿Y quién fue vuestro padre Adán? ¿De dónde vino? ¿Tuvo
él padre? ¿O cayó del cielo como una estrella? .
32. Leemos que Moisés dijo que él. Adán, vino de Dios. Si Adán
vino de Dios, te ruego decirme, ¿fue vástago?
33. Y si nosotros somos descendientes de este hijo de Dios, te
ruego decirme, ilustrado sacerdote, quienes somos nosotros si
no somos hijos de Dios?.
34. El sacerdote tenía algo urgentemente que atender y se fue.
35- Entonces Jesús dijo. Todos los hombres son hijos de Dios,
y si viven una vida santa siempre están en casa con Dios.
36. Ven y comprenden los trabajos de Dios y en su nombre
sagrado pueden hacer estas obras.
37. El rayo y la tormenta, son mensajeros de Dios tanto como el
brillo del sol, la lluvia y el rocío.
38. Las virtudes de los cielos, están en las manos de Dios y a
todo hijo leal le es permitido usar estas virtudes y estos
poderes.
39. El hombre es delegado de Dios para hacer su voluntad en la
tierra, de modo que el hombre puede curar a los enfermos
controlar a los espíritus del aire y levantar a los muertos.
40. Que yo tenga el poder de hacer estas cosas no es nada
extraño. Todo hombre puede llegar a adquirir el poder de
hacerlo. Pero para llegar allá, tiene que conquistar todas las
pasiones del ego inferior. Y puede hacerlo, si así lo quiere.
41. De modo que el hombre es Dios en la tierra; y quien honra a
Dios debe honrar al hombre, porque Dios y el hombre son uno,
como el padre y el hijo son uno.
42. Mirad que digo que se aproxima la hora en que los muertos
oirán la voz del hombre, y vivirán, porque el hijo de hombre es
hijo de Dios.
43. Hombres de Israel, escuchadme: estáis viviendo en la
muerte; estáis echados llave dentro de la tumba.
44. (No hay muerte más honda que la ignorancia y la falta de fe)