18. Dios riega sus bendiciones con mano generosa, y no es más
bondadoso con una que con otra de las creaciones de su mano.
19. Acabo de llegar de las colinas de Judá. Y allá brilla el mismo
sol de Dios y florecen las mismas plantas, y en la noche las
estrellas de su cielo tienen la misma viveza que aquí.
20. Dios no abandona a nadie. Los judíos, los griegos y los
samaritanos son iguales ante él.
21. ¿Por qué el hombre y la mujer han de disputar y pelear
como niños que juegan?
22. Las líneas que separan a los hijos de hombres son hechas
de paja; y una sola respiración de amor las arroja lejos.
23. Las gentes estaban asombradas de lo que el extranjero
decía, y muchos decían: El Cristo que seguramente había de
venir, ha venido.
24. Y Jesús se fue con ellos a la población y se quedó allí por
algunos días.
Capítulo 83
Jesús enseña a los pobladores de Sichar. Arroja un espíritu perverso
de un obseso. Envía a ese espíritu a su propio lugar. Cura a muchas
gentes. Los sacerdotes están perturbados con la presencia de Jesús
en Sichar, pero él les habla y les pone de su lado.
1. En Sichar Jesús enseñó al pueblo en la plaza del mercado.
2. Un obseso le fue traído. El espíritu perverso que poseía a este
hombre estaba lleno de violencia y lascivia, y con frecuencia le
arrojaba en tierra.
3. Y Jesús habló en alta voz y dijo: Espíritu bajo, suelta tu
posesión de las partes vitales de este hombre y vuelve a tu
propio lugar.
4. Entonces el espíritu le rogó que le dejara ir al cuerpo de un
perro que estaba cerca.
5. Pero Jesús dijo ¿por qué has de hacer daño a este perro
indefenso? Su vida es tan preciosa para él como es la mía para
mí.
6. No tienes derecho de cargar el peso de tu pecado en ninguna
cosa viviente.
7. Por tus propias acciones y pensamientos malos has traído
todos estos peligros sobre tí. Tienes arduos problemas que
resolver; pero tienes que resolverlos por tí mismo.