13. Al cumplir un deber conquistamos felicidad y goce; la
alegría tonifica los corazones de los que se han ido.
14. La madre gemebunda se volteó y se fue a buscar felicidad
ayudando a otros a enterrar hondamente sus pesares en un
ministerio de goce.
15. Y otros acarreadores entraron y trajeron el cuerpo de una
madre a la Cámara de la Muerte; solo una doliente la seguía:
una niña de tiernos años.
16. Y al acercarse el cortejo a la puerta, la niña notó un pájaro
herido que estaba en grande calamidad, un cazador cruel le
había traspasado el pecho.
17. Y la niña dejo a la muerte y se fue a auxiliar al pájaro vivo.
18. Con amor y ternura estrechó contra su seno el pájaro
herido; entonces corrió a ocupar su lugar.
19. Y Jesús le dijo: ¿Por qué dejas a tu muerta para salvar un
pájaro herido?
20. La niña contestó. Este cuerpo sin vida ya no requiere mi
ayuda; pero sí puedo ayudar a lo que todavía tiene vida; mi
madre así me lo enseñó.
21. Mi madre me enseñó que el pesar y el amor egoísta, y las
esperanzas y los miedos no son sino reflejos del ego inferior.
22. Que lo que percibimos en sensación no son sino pequeñas
olas de la marejada de la vida.
23. Las cuales pasarán porque no son reales.
24. Las lágrimas proceden de corazones carnales; el espíritu
nunca llora; y yo ansío el día en que caminaré en luz,
habiéndose secado todas mis lágrimas.
25. Mi madre me enseñó que todas las emociones son asperjes
que proceden de amores, esperanzas y miedos humanos; que la
verdadera rectitud no puede ser nuestra hasta que las hayamos
controlado.
26. Y en la presencia de esta niña Jesús dobló reverente la
cabeza y dijo:
27. Por días, meses y años he buscado dónde aprender la más
alta verdad que el hombre puede aprender en la tierra, y he aquí
que una niña recién salida de la tierra, me la ha dicho toda en
cortas palabras.
28. No me maravilla pues que David haya dicho: Oh Señor,
nuestro Señor, cuan excelente es tu nombre en toda la tierra.