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372 BIOLOGÍA algunos se desplazan mediante movimientos amiboides, casi todos poseen —al menos en una etapa de su ciclo de vida— flagelos (o cilios) con estructura microtubular 9 + 2. Ninguno de ellos puede sobrevivir en ambientes totalmente secos, salvo en forma de resistentes quistes inactivos. Los medios húmedos de todas clases tienen numerosas poblaciones de protistas activos. Tanto las algas como los protozoarios cuentan con la vía metabólica aeróbica, incluso el ciclo de Krebs y los pigmentos y enzimas de la cadena de transporte de electrones. Por otra parte, aunque todos ellos tienen mecanismos de reproducción asexual también son capaces de efectuar recombinaciones sexuales. 29.3 ¿Es correcto afirmar que ciliados como Paramecium están más evolucionados o son más avanza dos que las amibas (sarcodinos)? No precisamente. Ambos tipos de organismos han evolucionado hacia una mayor aptitud durante tiempos equivalentes y han tenido las mismas oportunidades de adaptarse a las presiones de selección natural. Los dos han logrado mantenerse a pie firme en sus respectivos ecosistemas. Con todo, el ciliado Paramecium está más especializado y posee mayor número de organelos que la amiba. Su aparato digestivo celular permanente cuenta con un surco bucal cubierto por cilios y capaz de formar vacuolas alimenticias en su extremo e incluso con un poro anal por el que se eliminan los materiales no digeridos. La amiba no puede efectuar la recombinación sexual; por su parte, el paramecio ya agregó a su costal de trucos genéticos la conjugación y la recombinación sexual. La presencia de micronúcleo y macronúcleo es otra prueba de su mayor especia lización. A todas luces, los cilios del paramecio constituyen un medio de locomoción mucho más versátil y rápido que el movimiento amiboideo. Ambos organismos exhiben conducta de evasión (se alejan de las sustancias nocivas presentes en su medio), mas el paramecio lo hace con mayor rapidez y precisión que la amiba. Quizá la diferencia más notoria entre las dos formas sea el complejo sistema de tricocistos del paramecio, los cuales disparan largos filamentos a modo de lanzas. Esos filamentos desempeñan cierta función defensiva y le sirven al protozoario para anclarse al sustrato. 29.4 ¿Por qué las formas parasíticas tienen sus estructuras reproductivas mucho más desarrolladas que sus mecanismos de locomoción o de detección de cambios ambientales? Los parásitos bien adaptados tienen que vivir sobre su hospedero o dentro de él, por lo general en una región determinada del cuerpo de éste. Una vez establecido en su sitio, el parásito ya no tiene necesidad de vagar de un lado a otro o de enfrentar constantemente a sus rivales. Por el contrario, lo que debe hacer es resistir los mecanismos de defensa del hospedero, afianzarse en su lugar y prosperar a base de los productos elaborados que aquél le brinda. Algunos parásitos intestinales —por ejemplo tenias y áscaris— pierden sus capacidades digestivas porque subsisten gracias a los alimentos que digiere su hospedero. Por otra parte, la locomoción es inútil en circunstancias en las que la clave de la supervivencia es sujetarse o anclarse. Por consiguiente, durante el transcurso de la adaptación a la forma de vida parasítica ocurren muchas regresiones corporales (o citoplásmicas) en el parásito. La otra cara de la moneda es que las circunstancias restrictivas del hábitat del parásito limitan gravemente la actividad sexual de éste. El estilo de vida solitario de muchos parásitos les impide elegir a su pareja. También existen limitaciones en cuanto a la diseminación de los cigotos una vez efectuada la fecundación. Lo anterior explica en parte la alta frecuencia de hermafroditismo (presencia de órganos sexuales masculinos y femeninos en el mismo individuo) entre los parásitos a los que se les dificulta tener acceso a una pareja sexual. Quizá lo más sorprendente de los parásitos sea su exagerada dedicación a la actividad sexual. Esto puede manifestarse a través de la presencia de voluminosas estructuras reproductivas, la formación de grandes cantidades de huevecillos y la existencia de hospederos intermediarios dentro de los cuales se desarrollan formas alternas del parásito durante el complejo ciclo de vida de este último. Los parásitos bien adaptados pero que deben enfrentar un medio que restringe sus oportunidades reproductivas se caracterizan por su adquisición evolutiva de una mayor capacidad de reproducción. 29.5 La serie volvocina está formada por un grupo de clorofitas emparentadas entre sí. Algunas especies de la serie son unicelulares, pero otras son pluricelulares. Las células individuales de ambas formas son muy semejantes. El prototipo unicelular de esta serie es Chlamydomonas (Fig. 29.4), la cual tiene un extraordinario parecido con las células de las formas pluricelulares más avanzadas de la serie. En el caso de Pandorina, la unidad colonial esférica está integrada por conjuntos de 4 a 32 individuos inmersos en una matriz gelatinosa. Todas las células de la colonia se reproducen en forma sincrónica por mecanismos sexuales o asexuales. En la reproducción sexual, los gametos femeninos tienden a ser mayores que los masculinos, pero se tienen pocas pruebas adicionales de especialización de forma o función. Las colonias de Pleodorina tienen mucho más individuos que las de Pandorina. Además, un grupo formado por cuatro o más células un poco más pequeñas tienen funciones exclusivamente