EL REINO PROTISTA
367
estómago del insecto y poco más tarde el cigoto se aloja en
las paredes de ese órgano. Después de la meiosis cigótica
ocurre una serie de mitosis y eso da por resultado la formación de muchos esporozoltos, los cuales migran hacia las
glándulas salivales del insecto. Cuando el mosquito pica a
otra persona, los esporozoitos entran en el torrente sanguíneo de ésta y a través de la circulación llegan al hígado,
donde se multiplican asexualmente. Dentro del hígado se
forma un nuevo estadio del parásito: el merozolto. Los merozoitos se introducen en los glóbulos rojos y una vez ahí, se
reproducen y al salir lisan la célula que los albergó, provocando en ese momento los episodios de fiebre y escalofríos.
Esos síntomas son resultado de la liberación de toxinas en el
momento en que se rompen los eritrocitos. Algunos merozoitos se convierten en gametocitos.
En este caso, la hembra del vector es más mortífera
que el macho, pues sólo ella es hematófaga.
El control de los mosquitos es uno de los principales recursos de las campañas contra el paludismo; otras
medidas son el uso de medicamentos preventivos como
la quinina y el desarrollo de una vacuna (la más necesaria pero escurridiza de todas las estrategias). Aunque el
paludismo es una gran preocupación debido a los devastadores efectos que tiene sobre las poblaciones humanas, también afecta a otros primates, a muchos roedores
e incluso a diversas aves y reptiles. Varias de las especies del género Plasmodium provocan paludismo. La más
virulenta para el ser humano es P. falciparum. A finales
de la década de 1940 se lograron algunos triunfos en la
lucha contra esta enfermedad, pero poco después, los
plasmodios y los mosquitos que les sirven como vectores
adquirieron resistencia, lo que desanimó a muchos de
tos dirigentes de los programas internacionales de erradicación.
PHYLUM CIUATA
Se considera que los ciliados son el grupo de protozoarios más evolucionado. La compleja estructura organelar
que se observa en este phylum no tiene comparación con
la de los otros protozoarios. Se conocen más de 7000 especies que habitan en lagos, lagunas y el mar. En su mayoría son de vida libre. Los ejemplos clásicos y desde
luego los ciliados mejor conocidos pertenecen al género
Paramedum (Fig. 29.2a). Como lo indica el nombre del
phylum, estos protozoarios están cubiertos por gran cantidad de cilios cortos con infraestructura microtubular 9 +
2. Casi todos los ciliados poseen un micronúcleo donde
está almacenada la información genética que será transmitida y un macronúcleo, que contiene múltiples copias
del material genético presente en el micronúcleo. Durante
la conjugación, proceso que consiste en el intercambio
de material genético entre dos paramecios, sólo participan los micronúcleos (Fig. 29.2b).
PHYLUM OPALINIDA
Este es un grupo relativamente pequeño de protozoarios.
Casi todos sus representantes son parásitos entéricos de
vertebrados no mamíferos. Aunque poseen cilios y se parecen superficialmente a los ciliados, son mucho más
simples que estos.
En casi todas las especies de opalínidos se observan dos o más núcleos. Sin embargo, tales núcleos no
exhiben especialización alguna sino que son equivalentes, lo cual sugiere un estado de evolución más primitivo
en cuanto a especialización multinuclear.
29.2
PROTISTAS ALGÁCEOS
Existen más de 25 000 especies de protistas vegetaloides clasificados en seis divisiones de b que antes se llamaba algas (término que en la actualidad sólo es un
vestigio de un sistema taxonómico en el que las algas se
estudiaban como parte del reino Plantae). Virtualmente
todos los representantes de este grupo, cuya antigüedad
es de unos 500 millones de años, son fotosintéticos y
ocupan hábitat dulceacuáticos o marinos. Aunque la mayor parte de tales especies son unicelulares, las algas cafés y rojas son pluricelulares; a pesar ello, estos dos
grupos se clasifican como protistas porque no presentan
las principales características de las plantas superio res.
DIVISIÓN EUQLENOPHYTA
Este grupo de protistas unicelulares no es numeroso,
mas despierta gran interés porque muchos de sus representantes son heterotróficos. Sólo algunos euglenoides
son fotosintéticos, pero incluso estas especies autotróficas pueden dar origen a células heterotróficas si se presentan las condiciones adecuadas. El cloroplasto de los
euglenoides ha sido mencionado en no pocas ocasiones
como prueba de la hipótesis endosimbiótica (Cap. 28).
Casi todos los euglenoides presentan una considerable
complejidad. Euglena (Fig. 29.3), que es el prototipo del
grupo, posee una triple membrana en torno a su cloroplasto, contiene clorofilas a y b y nada activamente gracias a la presencia de un par de flagelos (aunque en
realidad sólo uno de' ellos es locomotor). Estos organismos también pueden orientarse respecto a la luz gracias
a que poseen una mancha ocular fotosensible.
DIVISIÓN PIRROPHYTA
Esta división consta casi exclusivamente de formas marinas unicelulares llamadas dinoflagelados. La palabra
pyrro significa "fuego" y fue la coloración rojiza de muchas especies lo que inspiró sin lugar a dudas el nombre