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Reino Monera El reino Monera está integrado por los organismos procarióticos unicelulares. Todos ellos son bacterias que poseen ribosomas y una cadena circular de DNA que hace las veces de cromosoma, pero en general carecen de organelos delimitados por membranas; por ejemplo, mitocondrias, lisosomas, peroxisomas, retículo endoplásmico y núcleo verdadero. Se dividen por fisión binaria en vez de hacerlo por mitosis, pero pueden tener recombinación genética. Se han descubierto fósiles de moneras en estratos rocosos que datan de hace 3500 millones de años. El reino Monera se divide en dos subreinos muy extensos: Archaebacteria y Eubacterla. Las eubacterias son las moneras más comunes y de evolución más reciente. 28.1 ARQUEBACTERIAS Y EUBACTERIAS Como su nombre lo indica (archae significa "antiguo"), las arquebacterias son probablemente las células vivas más antiguas que se conocen. Sus paredes celulares carecen de una sustancia —peptidoglucano— que sí está presente en las paredes de todas las eubacterias. Los Iípidos de su membrana plasmática están ramificados, a diferencia no sólo de los de otras bacterias, sino también de los de otros organismos. Es factible que esa constitución tan peculiar de los lípidos de las arquebacterias se relacione con los medios extremos a los que se han adaptado. Las formas fototróficas utilizan el pigmento bacteriorrodopsi· na en vez de la bacterioclorofila (clorofila a) empleada por las eubacterias. En el nivel molecular, su RNA de transferencia y su RNA ribosomal poseen secuencias nucleotídicas únicas, aunque desde el punto de vista estructural tienen más semejanza con los RNA de los eucariotes que con los de las eubacterias. Con base en esas diferencias moleculares fundamentales, así como en las discrepancias químicas de sus organelos primitivos, algunos microbiólogos afirman que las arquebacterias deberían ser situadas en un reino aparte. Todas las arquebacterias viven en ambientes tan extremos que en ellos no puede sobrevivir ningún otro tipo de bacterias. Se ha sugerido que estas primitivas moneras evolucionaron en una época en que estos ambientes extremos eran condiciones muy comunes en la biosfera, de modo que lo único que han hecho es apegarse a su esquema de adaptaciones originales. Un grupo llamado de las metanógenas habita en ciénagas y pantanos, donde produce metano a través de vías de quimiosíntesis anaeróbica. Es probable que esas vías hayan tenido valor adaptativo en la atmósfera reductora de la Tierra primitiva. Las arquebacterias halofílicas (afines a la sal) viven en regiones de gran salinidad. Estos organismos abundan en el mar Muerto de Israel y utilizan los enormes gradientes salinos de su medio para generar intermediarios de alta energía como el ATP u otros trinucleótidos similares. Un grupo de termoacidófilas ha encontrado su nicho en los manantiales térmicos y los respiraderos volcánicos. Los respiraderos azufrosos del Yellowstone National Park están densamente poblados por esas arquebacterias, las cuales prosperan en condiciones de alta temperatura y pH bajo. Las características de las eubacterias abarcan una amplísima gama, de modo que su clasificación todavía es muy imperfecta. Entre los principales grupos identificados están las bacterias purpúreas y verdes; ambos tipos son fotosintéticos, mas se diferencian de las otras bacterias en cuanto a las vías que utilizan para ese proceso y al uso de H2S en vez de H2O como fuente de equivalentes reductores. Las cianobacterias realizan la fotosíntesis de una manera similar a la de las plantas superiores. El reino también está integrado por una variedad de formas heterotróficas. Las bacterias que se colorean con la técnica de Gram (grampositivas) pertenecen a un grupo aparte, en tanto que las espiroquetas, que tienen forma de tirabuzón y entre las cuales está el agente causal de la sífilis, se caracterizan en parte porque no se colorean con