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282 BIOLOGÍA Fig. 21.4 Modelo del segundo mensajero. o poner en marcha una serie de fenómenos químicos desde un punto de fijación en la membrana celular. Algunas hormonas pueden pasar directamente a través de las membranas delimitantes e internas de la célula, mientras que otras pasan a lo largo de conductos preexistentes o crean nuevos conductos después de adherirse a la célula. Muchas hormonas se fijan a receptores específicos presentes en las membranas celulares de células objetivo e invocan la ayuda de lo que se denomina un mensajero secundarlo, es decir, un "cómplice" situado en el citoplasma de la célula. Se sabe que los iones de calcio funcionan como mensajeros secundarios. El AMP cíclico (cAMP) es otra de esas moléculas (Fig. 21.4). Cuando una hormona (primer mensajero) se adhiere a un receptor, hace que la enzima ciclasa del adenilato convierta ATP en cAMP. Luego, este cAMP activa o desactiva ciertos sistemas enzimáticos específicos de cada célula en particular, realizando de ese modo la función de la hormona adherida. Posteriormente, la fosfodiesterasa degrada el cAMP a AMP sencillo, terminando así la acción hormonal. Luego, el AMP es reciclado a ATP. Con frecuencia, el segundo mensajero activa enzimas que forman parte de un sistema cuyo último paso produce la acción final de la hormona. Por lo común, este mecanismo de acción hormonal es más veloz que los mecanismos que implican una modulación del genoma. La modulación de la actividad génica puede consistir en un incremento de la transcripción o de la traducción. En general, los esteroides —por ejemplo los glucocorticoides— se unen a una proteína receptora presente en el citoplasma y el complejo resultante ingresa en el núcleo, donde ocurre el efecto sobre el aparato genético (Fig. 21.5). La fijación diferencial de esos complejos hormonales a la cromatina de los distintos tipos de células puede explicar la especificidad de la acción hormonal. En el caso de ciertas hormonas, por ejemplo la tlroxina, la fijación puede ser a un receptor proteínico ubicado dentro del propio núcleo en vez de a un receptor citoplásmico. EJEMPLO 4 Se cree que las hormonas tiroideas penetran directamente en el núcleo, donde interactúan con un receptor nuclear que luego produce cambios en la actividad de ciertos genes de los tejidos sensibles. Se tienen pruebas de la existencia de muchos receptores nucleares tiroideos, incluso uno en el tejido nervioso. Puesto que el sistema nervioso es relativamente refractario a los efectos metabólicos (incremento del consumo de oxígeno) de la hormona tiroidea, fue una sorpresa descubrir esos receptores en el encéfalo y la médula espinal. Al parecer, algunos de los receptores tiroideos se relacionan con los productos de los oncogenes y se tienen pruebas de que hay semejanzas estructurales entre los receptores de las hormonas esteroides y las hormonas tiroideas.