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BIOLOGÍA
Fig. 21.4 Modelo del segundo mensajero.
o poner en marcha una serie de fenómenos químicos
desde un punto de fijación en la membrana celular.
Algunas hormonas pueden pasar directamente a través
de las membranas delimitantes e internas de la célula,
mientras que otras pasan a lo largo de conductos preexistentes o crean nuevos conductos después de adherirse a la célula.
Muchas hormonas se fijan a receptores específicos
presentes en las membranas celulares de células objetivo e invocan la ayuda de lo que se denomina un mensajero secundarlo, es decir, un "cómplice" situado en el
citoplasma de la célula. Se sabe que los iones de calcio
funcionan como mensajeros secundarios. El AMP cíclico
(cAMP) es otra de esas moléculas (Fig. 21.4). Cuando
una hormona (primer mensajero) se adhiere a un receptor, hace que la enzima ciclasa del adenilato convierta
ATP en cAMP. Luego, este cAMP activa o desactiva ciertos sistemas enzimáticos específicos de cada célula en
particular, realizando de ese modo la función de la hormona adherida. Posteriormente, la fosfodiesterasa degrada el cAMP a AMP sencillo, terminando así la acción
hormonal. Luego, el AMP es reciclado a ATP. Con frecuencia, el segundo mensajero activa enzimas que forman parte de un sistema cuyo último paso produce la
acción final de la hormona. Por lo común, este mecanismo de acción hormonal es más veloz que los mecanismos que implican una modulación del genoma. La
modulación de la actividad génica puede consistir en un
incremento de la transcripción o de la traducción. En general, los esteroides —por ejemplo los glucocorticoides—
se unen a una proteína receptora presente en el citoplasma y el complejo resultante ingresa en el núcleo, donde
ocurre el efecto sobre el aparato genético (Fig. 21.5).
La fijación diferencial de esos complejos hormonales a la
cromatina de los distintos tipos de células puede explicar
la especificidad de la acción hormonal. En el caso de
ciertas hormonas, por ejemplo la tlroxina, la fijación puede ser a un receptor proteínico ubicado dentro del propio
núcleo en vez de a un receptor citoplásmico.
EJEMPLO 4 Se cree que las hormonas tiroideas penetran directamente en el núcleo, donde interactúan con un receptor nuclear que luego produce cambios en la actividad de
ciertos genes de los tejidos sensibles. Se tienen pruebas de la existencia de muchos receptores nucleares tiroideos, incluso uno en el tejido nervioso. Puesto que el
sistema nervioso es relativamente refractario a los efectos
metabólicos (incremento del consumo de oxígeno) de la hormona tiroidea, fue una sorpresa descubrir esos receptores
en el encéfalo y la médula espinal. Al parecer, algunos de
los receptores tiroideos se relacionan con los productos
de los oncogenes y se tienen pruebas de que hay semejanzas estructurales entre los receptores de las hormonas esteroides y las hormonas tiroideas.