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7 INTRODUCCIÓN pero probable y que pudiera exponerse sucintamente, se ha hecho así, acompañándola de las reservas necesarias. Y ni siquiera nos hemos prohibido del todo, como 10 hicieron autores de obras pareCidas, la posibilidad de referimos a dos etimologías diferentes o de aludir a una sólo para rechazarla. Era lícito y saludable abrir este 'ventanillo hacia 10 incierto y hacia la mucha labor que está por hacer, sobre todo cuando sólo se ha practicado así en casos importantes y excepci9nales. La agrupación de los derivados y compuestos con sus simples o primitivos, y el formar con todos ellos un solo artículo, tiene dos objetos. Nos muestra, por una parte, la existencia de familias de vocablos, y las correlaciones existentes entre los elementos integrantes del léxico castellano: precisamente lo más ilustrativo en un diccionario etimológico para ·el lector común. ·Por otra parte, en un diccionario conciso como éste ahorra muchas palabras y repeticiones. No se extrañe, pues, que el concepto de derivado y de compuesto se haya tomado aquí muy ampliamente, y que en particular se hayan incluido en él los llamados seudo-derivados y seudo-compuestos, o sea, los formados con el étimo de la voz castellana y no con esta misma, y aun los formados con el primitivo de aquél, si el étimo de la voz epígrafe es ya un derivado o compuesto. Por ejemplo, secundario va en el artículo segundo, y primogénito se estudia en el artículo primero; la mayor parte de los derivados del lat. solvere van en el artículo absolver, que de él deriva, y la mayor parte de los derivados del lato ¡acere van por la misma razón en el artículo abyecto. La experiencia me demuestra que el público culto es capaz de comprender la conexión semántica existente en estas vastas familias latinas, y que no se interesa tanto por el pormenor fonético, aunque pueda ocasionalmente causarle algún escrúpulo su ignorancia de las leyes de la fonética latina. Sin embargo, en este libro, de acuerdo con su carácter más elemental, he desglosado varias palabras que agrupaba en el Diccionario Crítico, en las cuales el enlace era demasiado difícil de percibir para el público sin estudios filológicos. He constituido aquí, por ejemplo, artículos aparte para voces com.o envidia, vituperar o seguro; también he separado entre sí algunos vocablos (como ce y che) que aunque pueden mirarse como variantes de una misma raíz, su enlace no puede mostrarse fácilmente al público y ni siquiera está enteramente asegurado. La tarea de redactar este libro, una vez concluido el Diccionario Crítico, parecía cosa breve y sencillísima. Podía limitarme a copiat los resúmenes iniciales de los artículos sin más que hacerles leves y poco variados retoques. Pero pronto se vio que, además de los que acabo de exponer, convenía introducir, en bien del nuevo libro, cambios mucho más numerosos y esenciales. Por una parte, adoptar muchas veces un estilo más claro y sencillo, más accesible al público en quien pensaba, explicar detalles que hablando a los consultores del libro grande podían omitirse corno obvios, agregar otros que en éste figuran sólo en el cuerpo del artículo pero aportan algún esclarecimiento oilus-