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INTRODUCCIÓN Decir a quiénes y para qué se destina es dar de un libro la mejor definición. Éste se ha escrito para el público no especializado en lingüística, con objeto de informarle breve y claramente de lo que se sabe acerca del origen de las palabras castellanas comúnmente conocidas por la gente educada. He pensado, pues, en cuatro tipos de lectores: estudiantes de todas las disciplinas, aunque acordándome de que los de ciencias humanísticas y filológicas lo emplearán, naturalmente, más que otros; extranjeros cultos que tratan de adquirir del castellano un conocimiento algo sistemático, no meramente práctico; profesores que enseñen cualquier materia, eruditos no lingüistas y lingüistas especializados en otras lenguas, romances o no romances; y, en general y muy especialmente, todo el público educado de lengua castellana que no se contente con un conocimiento superficial de su idioma. El etimologista, el investigador de filología hispánica, el erudito en busca de datos y todos aquellos que se vean con fuerzas para formarse un juicio personal en los problemas etimológicos deberán recurrir a mi Diccionario Critico Etimológico, del que éste es una versión abreviada y renovada. Si al escribir esta otra obra comparaba y recordaba ante todo libros como los de Wartburg o Wa1de-Hofmann, al componer ésta he pensado más, como paradigmas dignos de imitación, en los de Oscar B10ch y Ernout-MeilIet. He dado entrada en este breve diccionario a la gran mayoría de los vocablos incluidos en el Crítico, pero excluyendo: los localismos no conocidos fuera de una región o república determinada; los vocablos pertenecientes sólo a técnicas anticuadas y los poco empleados hoy en día o sólo propios de técnicos muy especializados; admitiendo por otra parte muchos tecnicismos de las ciencias biológicas, naturales, físicas y aplicadas que tienden a ser conocidos de amplios sectores del público; y excluyendo, en fin, bastantes arcaísmos, pero sólo aquellos que no se hallan ya en literatura en el Siglo de Oro, y aun con ciertas excepciones en favor de vocablos me~ievales muy conocidos y de todos aquellos que facilitan la comprensión del origen de otra palabra más moderna. En sentido contrario