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La atracción interpersonal 79 Determinantes de la atracción A menudo se ha tratado de responder a las anteriores cuestiones en términos conductistas de refuerzos. Así, Lott y Lott (1974) afirman que nos gusta la gente que nos recompensa y nos disgusta la gente que nos castiga. Según estos autores, siempre que una persona hace algo para recompensarnos se generan sentimientos positivos. Estos sentimientos positivos nos conducen a evaluar a la otra persona positivamente y a aumentar nuestra atracción hacia ella. Después, este sentimiento se generalizará a otros que tengan características similares. Por ejemplo, una persona cuyo primer amor tenía cabello rojizo puede desarrollar una preferencia generalizada para comprometerse con otras personas también de cabello rojizo. Esta explicación posee cierta utilidad, pero no nos permite identificar los factores que de una forma concreta determinan la atracción interpersonal. La psicología social ha conseguido identificar algunos de ellos, entre los que destacaremos los siguientes: 1) La proximidad física: Obviamente, las relaciones interpersonales se dan entre personas físicamente próximas. La proximidad fomenta tanto las buenas relaciones como las menos buenas. Incluso puede también fomentar la hostilidad. De hecho, la mayoría de los asaltos y asesinatos implican a personas que viven en una proximidad estrecha. Es mucho más probable que las armas de fuego compradas para autodefensa sean utilizadas contra integrantes de la familia que contra personas extrañas. Así, y en contra de lo que suele creerse, la gente tiene muchas más probabilidades de ser violada, robada, agredida e incluso asesinada en casa, a manos de las personas próximas, que fuera, a mano de desconocidos. Pero tendemos a recluirnos en casa para evitar tales peligros. Sin embargo, afortunadamente, con mucha mayor frecuencia aún, la proximidad despierta el agrado y la atracción. En efecto, son ya innumerables los estudios, desde el ya clásico de Festinger, Schachter y Back (1950), que han mostrado que el simple hecho de que las personas vivan cerca unas de otras, o que por cualquier otro motivo mantengan frecuentes contactos por encontrarse en una situación de proximidad física, se correlaciona positivamente con la formación de una relación interpersonal de atracción entre las mismas: la proximidad incrementa la posibilidad de interacción con otros y, en consecuencia, a igualdad de otros factores, puede ser un fuerte determinante. De hecho, se ha encontrado que las personas tienden a elegir sus amistades entre quienes habitan o trabajan cerca de ellas. Así, en un estudio se encontró que mientras las vecinas de al lado eran elegidas como amigas por el 46 por 100 de las amas de casa de la muestra investigada, las de dos puertas más allá lo eran por el 24 por 100 y las de tres o cuatro puertas más alejadas lo era por un 13 por 100. Igualmente, Segal (1974) comprobó que tanto en las aulas de clase como en los dormitorios en donde los alumnos de la Escuela de Policía del Estado norteamericano de Maryland son colocados por