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Anastasio Ovejero Bernal
sidad de estudiar los fenómenos como un sistema total y no considerarlos
como entidades independientes; b) El estudio se debe centrar en las distintas interrelaciones que existen tanto entre los elementos del sistema como
entre los distintos sistemas, o lo que es lo mismo, en la complejidad organizada. La realidad, desde la teoría de sistemas, se conceptualiza como una
interrelación de sistemas jerárquicamente ordenados; y c) La actividad
auto-dirigida es una de las principales características de los sistemas vivos,
mientras que la reactividad tiene una importancia secundaria, entendiéndose por tal la acomodación del sistema a su ambiente. El hombre no es un
autómata programado para responder de una forma rígida a las presiones
ambientales, sino que se constituye en un sistema dinámico en constante
interacción con su entorno.
Funciones de la comunicación
Tal vez uno de los principales cometidos de la psicología social en este
campo sea contestar a esta pregunta básica: ¿Por qué se comunica el hombre con sus semejantes?, es decir, ¿cuáles son los deseos, las necesidades
psicosociales, que le impulsan a interaccionar comunicativamente con otros
hombres? La explicación es, en principio, sencilla: porque le ayuda a satisfacer algunas de sus más importantes motivaciones o necesidades, como las
siguientes:
1) Control: el significado social de las diferentes formas de hablar
tiene una gran importancia para la percepción de las personas y para el
manejo de las impresiones. Así, aspectos como la diversidad del vocabulario que se posee, la tasa rápida del habla o un acento prestigioso puede
tener un efecto muy positivo en el control percibido de una persona (Bradac y Wisegarver, 1984). De hecho, estudios realizados en todo el mundo
han mostrado que un acento estándar no sólo produce impresiones de estatus y competencia percibida (Stewart, Ryan y Giles, 1985), sino que también tiene importantes efectos en la tendencia de los otros a cooperar con
quien así habla. Es más, algunos estudios han mostrado incluso que en
entrevistas de búsqueda de empleo, un hablante con acento estándar
induce en el entrevistador reacciones más favorables para ocupaciones de
alto estatus que la misma persona emitiendo el mismo mensaje pero con un
acento no estándar (Kalin, 1982). En todo caso, los individuos pueden percibir de forma diferente el estatus general de los patrones de lenguaje que
les rodea según cuál sea el clima social dominante y sus identidades grupales. Así, Young, Giles y Pierson (1986) encontraron que antes de que fuese
firmado el tratado chico-británico, por el que en 1997 Hong Kong pasaría
a estar bajo la soberanía de la República Popular China, los estudiantes de
Cantón percibían que el idioma chino tenía un estatus más bajo que el
inglés en los servicios gubernamentales, en los medios de comunicación de
masas, en las escuelas y en las iglesias. Sin embargo, tras la firma, el idioma