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160 Anastasio Ovejero Bernal observa que las respuestas de los otros no coinciden con aquella que él creía la acertada, y además no tiene ninguna razón para dudar de las respuesta de los otros. El sujeto entonces hace la hipótesis de que es posible un error y pone más atención en los datos del problema, en los elementos de la situación y en las razones de desacuerdo (en este caso, los cambios inducidos por la respuesta del otro no son ni tan frecuentes, ni tan acentuados, ni tan estables). De esta forma, es la incertidumbre, ya provenga de las respuestas de los otros o ya preexista, la que lleva al sujeto a tomar conciencia de la probabilidad del error. Pero como en general no puede verificar las respuestas de los otros, y además la situación le exige una respuesta final a corto plazo, entonces esta respuesta final será un compromiso con las respuestas de los otros. El sujeto adoptaría, pues, la estrategia de acumular y combinar un número relativamente elevado de informaciones que son índices de validez limitada, y así la probabilidad de la respuesta exacta será pequeña, pero también será pequeña la probabilidad de cometer grandes errores. Es una especie de encuesta que hace el sujeto no para saber cuál es la respuesta exacta, sino para saber cuál es la respuesta que tiene más probabilidades de ser exacta. O sea, que lo que interesaría al sujeto sería minimizar al máximo los errores. Ello se observa mejor en aquellas tareas que requieren un juicio cuantitativo, donde el sujeto tiende a reducir la distancia entre su respuesta y la respuesta de los otros sin llegar a adoptarlas totalmente. En resumidas cuentas, cuando la tarea exige respuestas categóricas, el individuo trata de resolver su incertidumbre adoptando las respuestas más frecuentes (o sea, las mayoritarias), pero cuando la tarea exige una respuesta continua los sujetos no adoptan la respuesta mayoritaria sino que hacen un ajuste entre su respuesta y la respuesta mayoritaria. b) Relaciones interindividuales: sin embargo, el fenómeno de convergencia no se reduce a la aplicación de operaciones lógico-matemáticas o a características de la personalidad. Las informaciones proporcionadas por las respuestas del otro están también cargadas de valores. Ante todo, los efectos de la convergencia no son independientes de las relaciones interindividuales establecidas antes o que se establecen en el momento de la elaboración de las normas. Ya Allport daba una explicación de este tipo. c) Divergencias sociales y divergencias perceptivas: no sólo cuentan las relaciones entre individuos, sino también las divisiones sociales y hasta las diferencias ideológicas, como se demostró en el citado estudio de Sampson así como en el de Lemaine, Lasch y Ricateau (1971-1972). Este último trabajo, como vimos, mostró que la convergencia con un cómplice que da respuestas alejadas de las del sujeto es más importante cuando el cómplice comparte las mismas opiniones ideológicas que el sujeto. Curiosamente, cuando el cómplice emite las mismas evaluaciones del efecto autocinético que el sujeto, pero posee opiniones ideológicas diferentes, el sujeto aleja sus propias evaluaciones de las del cómplice, a fin de preservar su identidad. O sea, que nos dejamos influir por aquellos que son parecidos a nosotros, pero la influencia será nula e incluso negativa en el caso de aquellos