EL JOVEN MUZZIO
mantenía, como se dice, religioso silencio. Los grandes sillones de cuero, la espera,
la importancia del señor Rubén Pérez Nassif, el temeroso paso de los empleados,
producían en él una mezcla de temor, vergüenza y resentimiento, entre
expresiones y restos de expresiones del siguiente tipo:
Sociedad de Consumo.
Capitalismo, Chanchos Burgueses
Cambios de Estructuras, etc.
Detrás de las cuales, a través de sus resquicios, le parecía distinguir la cara
desagradable, burlonamente inquisitiva de Nacho Izaguirre, ese pequeño-burgués
contrarrevolucionario, ese putrefacto reaccionario.
Trató de apartar la desagradable aparición, mentalmente lo aplastó con frases
lapidarias: hay que cambiar las estructuras! rebelarse contra alguien en particular
como Pérez Nassif era como dar limosnas en la calle! o la Revolución Social o nada!
Pero la cara de Nacho se recomponía después de cada andanada, y, para colmo,
cada vez con mayor sarcasmo en su boca. Hizo un esfuerzo por apartar la aparición
concentrando su mente en las
ADVERTENCIAS A LOS QUE QUIEREN SER RICOS,
de Benjamín
Franklin (enmarcadas).
Piensa que el tiempo es dinero.
Piensa que el crédito es dinero. Si alguien deja seguir en mis manos
el dinero que le adeudo, me deja además su interés y todo cuanto
pueda ganar con él en ese tiempo. Se puede reunir así una suma
considerable si un hombre tiene buen crédito y sabe hacer buen uso
de él.
Piensa que el dinero es fértil y reproductivo. El dinero puede producir
dinero, su descendencia puede producir a su vez más dinero, y así
sucesivamente. Cinco chelines bien invertidos se convierten en seis,
éstos en siete, y así progresivamente hasta alcanzar las 100 £.
Cuanto más dinero hay tanto más produce al ser invertido, y el
provecho aumenta sin cesar. Quien mata una cerda aniquila toda su
descendencia, hasta el número 1.000. Quien malgasta una moneda
de 5 chelines mata todo cuanto pudiera producirse gracias a ella:
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