Cada vez que lo seguí terminé por perder su pista. En un tiempo pensé que vivía en
Belgrano R. Otras veces inferí que debía ser por el lado de Olivos, como parecía
indicarlo el colectivo 60 que tomaba en ocasiones.
Desde que comencé a sospechar de él, me puse a estudiar lo que pudiera
encontrarse sobre logias y sectas secretas bajo el régimen nazi, sobre todo desde
que advertí la reacción ante el nombre Haushofer. Los gestos de ambos, la mirada
que se cruzaron, todo me hizo sospechar que no ignoraban de ningún modo quién
había sido. Creo que ahí se pisó Schneider. Porque lo realmente astuto habría sido
tomar el toro por las a s ta s, responder que, por supuesto, conocía de nombre al
general Haushofer, pero que nunca había tenido oportunidad de conocerlo. Porque,
en qué cabeza cabe que un individuo como él pudiese ignorar por completo un
personaje de semejante importancia? Fue ese traspié el que me alarmó más que
nada y lo que me indujo a ahondar en esa dirección.
Haushofer pasó temporadas en el Asia, seguramente en contacto con sociedades
secretas. Durante la guerra del 14 llamó por primera vez la atención con algunas
predicciones que se cumplieron. Luego se dedicó a la geopolítica y al estudio de
Schopenhauer e Ignacio de Loyola. Se sabe que por ese tiempo fundó una logia en
Alemania, que introdujo el antiguo símbolo de la cruz gamada. Sea como sea, es
curioso y llama la atención que varios de los que durante el régimen nazi se
agruparon en logias ocultistas, empezando por el propio Hitler, mantuvieran
contacto con gente que, como el general Haushofer, pertenecía a la Secta de la
Mano Izquierda. Hitler fue vinculado a él, cuando todavía era un insignificante
cabito, por un ex asistente de Haushofer llamado Rudolf Hess. Recuerde que Hess
es uno de los personajes más herméticos del hitlerismo, que durante décadas de
cárcel mantuvo el más férreo secreto sobre sus ideas, sus intenciones y su destino.
Es, quizás, el hombre que más me impone de entre todos los jerarcas nazis, pues,
mientras Goering pertenece al género payasesco de este Schneider, Hess pertenece
a la especie trágica y estoica. Haushofer es otra de las piezas enigmáticas de aquel
proceso demoníaco, y no he logrado sobre él sino algunos datos fragmentarios. Uno
es el poema encontrado en un bolsillo de la chaqueta de Albrecht, su hijo, cuando
fue ejecutado como consecuencia de su participación en el complot de los generales
contra Hitler. Estaba escrito en momentos que seguramente precedieron a su
ejecución, como lo manifestaba la letra agitada y desigual:
El Destino había hablado por mi padre.
De él dependía una vez más
encerrar al Demonio en su mazmorra.
Mi padre rompió el Sello.
No sintió el aliento del Maligno
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