Test Drive | Page 203

Sabato había levantado su mirada y lo observaba con una mezcla de atención y fastidio. —Ves? —comentó—. Siempre lo mismo. Marcelo bajó sus ojos. Sabato pensó "es inútil". Y no obstante sentía la necesidad de hablar con él. —Claro, comprendo que exagero. Soy un exagerado, siempre. Y en el fondo un extremista. Me he pasado la vida yendo de un extremo a otro y equivocándome con furia. Me apasionaba el arte y entonces me lancé en las matemáticas. Y cuando llegué bien al extremo, las abandoné, con una especie de rencor. Y la misma historia con el marxismo, con el surrealismo. Bueno, abandonar... Es una manera de decir, comprendés. Si uno ha amado intensamente siempre quedan en uno los rastros de la pasión. En algunas palabras, en algunos tics, en los sueños. Sí, sobre todo en los sueños... Vuelven a reaparecer las caras que creíamos olvidadas para siempre... Sí, un exagerado, Marcelo... Te dije un día que los poetas están siempre del lado de los demonios, aunque a veces no lo sepan, y advertí que vos no estabas de acuerdo... La exageración es de Blake, pero no importa, yo la repito siempre, por algo será. También te he dicho que por eso nos fascina el infierno de Dante y nos aburre su paraíso. Y que el pecado y la condenación inspiraron a Milton y el paraíso le quitó el impulso creador... Sí, claro, los demonios de Tolstoi, de Dostoievsky, de Stendhal, de Thomas Mann, de Musil, de Proust. Todo eso es cierto, al menos para esa clase de gente. Y por eso son rebeldes pero raramente revolucionarios, en el sentido marxista del término. Esa espantosa condición, porque es una espantosa condición, ya lo sé, no los hace aptos para una sociedad establecida, aunque sea la que sueñan los marxistas. Tal vez sean útiles como rebeldes, en la etapa romántica. Pero después... Mayakovsky, imaginate. Esenin... Pero no es esto lo que te quería decir. Creo que quería decirte que no debés callarte, que no debés aceptar mis exageraciones, mis brutalidades, esa especie de manía para elegir los ejemplos que justifican mis obsesiones... Yo sé que de pronto, cuando te he hablado, pensás en Miguel Hernández, que si bien era un obseso por la muerte y muchos de sus poemas son de índole metafísica, no es un endemoniado como puede ser, digamos Genet. Y tenías toda la razón del mundo en pensar no exagere Ernesto, no siempre es así, puede haber un gran poeta que no esté en el bando de los demonios... Y hay otros que pueden ser dionisíacos, eufóricos, que pueden sentirse en armonía con el cosmos... y ciertos pintores... Se calló. Nuevamente se sintió descontento, se encontraba ahora como mintiendo en algún sentido. Y con terrible desazón se levantó y se fue. 203