Estoy cansado, Silvia. Son las 2 de la madrugada y ando muy mal. No te puedo
explicar por qué. Si logro hacer la novela de este tumulto, entonces podrás intuir
algo de mi realidad, de toda mi realidad: no la que ves en las discusiones
filosóficas.
ENTRA CON TIMIDEZ
en el gran anfiteatro del Canal 13, pero Pipo, con el micrófono en la mano izquierda
y su bracito enérgicamente extendido hacia él, grita su nombre con simpatía y
exige
UN GRAN APLAUSO, FUERTE, MUY FUERTE!
y todos aplauden y gritan. Entonces, lo hace recostar en un diván y poniéndose en
cuclillas a su lado lo somete a un interrogatorio grueso, una especie de examen de
psicoanálisis para estudiantes mongólicos, mencionando hechos a los que Sabato
debe responder:
un hombre que sube una escalera
un paraguas
una gran cartera de mujer
un ferrocarril que sube una cuesta con enorme esfuerzo
una canilla que vierte leche
y cada vez que su paciente responde correctamente, Pipo solicita un UN GRAN
APLAUSO y dobla el premio, porque ahora la audición es un programa de preguntas
y respuestas. Sabato suda copiosamente no sólo a causa del intenso calor que
producen los reflectores sino por estar en calzoncillos delante de centenares de
personas que lo observan cuidadosamente. Ni tiene un respiro cuando se lanzan las
tandas de avisos porque sigue en exhibición mientras a gritos se explica al pueblo
argentino que Aurora Adelanta el Futuro, que no debe dudar que a él lo beneficia
operar con el Banco de Galicia, que sólo debe tomar vino custodiado por expertos,
que es una tontería perder un novio o un empleo por mal aliento de origen bucal
existiendo algo como el Bucol que no dispersa simplemente los gérmenes sino que
los extermina
ASÍ!
(golpe de un puño gigantesco sobre un germen)
ASÍ
(otro golpe
sobre otro germen), que debe comprar en Frávega porque Frávega le da el Oro y el
Moro, que Eslabón de Lujo es fríamente la última palabra, y que Supercompacta es
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