—He oído grandes ponderaciones de su intervención en la TV, mon cher.
A lo que el otro, mirándolo con desconfianza y de modo ambiguo respondió "que
me dice".
Sí, señor: era necesario para esas mamarrachadas. A lo que se podría llegar! Se
imaginaban una combinación de Georgie con Silvina Bullrich? La cabeza de Borges
con el cuerpo de Silvina. Y para qué hablar de la réciproque. Flagelante. Les juraba
por la vida de su madre que si no tuviera esos pane lucrando de RADIOLANDIA y
GENTE se mandaba algo sobre esos injertos literarios que bueno bueno, empezando
con la mencionada combinación como ballon d'essai para seguir luego con
experimentos más audaces, si se quiere, conglomerados con la cara de Mallea, el
monóculo de Manucho, el cuerpo del gordo Mitre (que en paz descanse) y el todo
viviendo en la quinta de Victoria.
Se observó que no metía a Sabato en el artefacto.
Quique levantó la mano derecha a la altura de la cabeza, como quien hace el saludo
nazi, previniéndose de una indicación desagradable. Que Dios no lo permitiera. Que
Dios le conservara por muchos años su corazón, su hígado, sus riñones. Que el
distinguido facultativo y play boy internacional se mantuviera lo suficientemente
alejado, bailando en alguna boite de Roma o tomando sol en alguna playa de
Córcega para que no pudiera meter mano.
Pero había leído HÉROES Y TUMBAS, sí o no?
—Notable novela —respondió con gravedad.
Pero la había leído, sí o no?
Qué pregunta, stronzo! Y qué bien había hecho en ponerle un título así, quería decir
importante. Que desde el vamos inducía a pensar que se trata de algo profundo.
Sobre Héroes y Tumbas! El mersaje quedaba aplastado de entrada, qué embromar.
Estaba bien, pero muy bien: había que darles con todo desde la primera frase.
—Porque uno dice LOS HERMANOS KARAMAZOV y el mersaje intelectual cae de
rodillas. No realizando que es como si aquí alguien pusiese como título LOS
HERMANOS PÉREZ GARCÍA, que es, como quien dice, el título para un teleteatro de
elevadísimo rating. Pero quién va a creer en la profundidad filosófica de una novela
con ese nombre? Aquí hay que flagelar de entrada con un título de envergadura.
Está muy bien —dijo dirigiéndose a Sabato—. Hay que darles con el hacha desde el
vamos.
Y no había que hacerles caso a los que dicen que es un título grandilocuente. No
señor! O mejor dicho, sí señor! No había que tenerle miedo a la grandilocuencia,
como esos mediocres que de tanto miedo hablan bajito o no dicen más que cositas
humildes. Qué, acaso la gente no se muere? No habrá entonces que mencionar a
las tumbas? Y los héroes, qué me dicen de los héroes? Es que no hay héroes en la
historia? Todo eso era crítica de mediocres, de resentidos. Mismo un título como
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