Oesterheld, Héctor – El Eternauta y otros cuentos de ciencia ficción
Raro, pero sentí un alivio enorme. Sólo entonces supe cuan cansado estaba. Sí,
mejor terminar cuanto antes.
Un dolor atravesándome de lado a lado; estaba pensando en Elena, en
Martita... También ellas habían pasado por lo mismo... Elena, Martita... Elena,
Martita... Algo nos movió, nos alzó con cápsula y todo. Alcancé a verlo: era un
enorme brazo articulado que nos llevaba, suspendidos en el aire.
De pronto, la burbuja gigantesca. La cosmonave que descendiera sobre las
ruinas de la atomizada Nueva York.
Una gran boca se abrió a un lado de la burbuja y por allí nos introdujo el
brazo articulado. Nos recogió una cinta transportadora que nos dejó en un
recinto de paredes transparentes. Recinto extraño, de ángulos desiguales.
"¿Nos ultimarán aquí...? Pero... ¿se tomarían tanto trabajo si sólo se trata de
ultimarnos?"
Un mano en un extremo del recinto. Manejando palancas, apretando diales de
formas absurdas.
Hubo un aullido prolongado, un sacudón, como un ascensor que arrancara de
pronto, y se me nubló la vista. Por un momento no pude ver nada.
Cuando recuperé la visión no había casi luz. Por las paredes transparentes se
veían las estrellas, millones de estrellas que perforaban una negrura profunda,
de terciopelo. A un lado, un gran globo iluminado a medias.
Por entre un colchón de nubes reconocí el dibujo de una punta: Sudamérica...
Era la Tierra...
Estábamos en el espacio, alejándonos más y más...
Era difícil no creer que aquello no le pasaba a algún otro. La Tierra, como un
gran globo terráqueo iluminado a medias y envuelto en nubes, se iba yendo,
yendo, yendo... Hasta que se redujo al tamaño de una naranja, y luego fue una
pelota de pingpong, y luego fue un punto más entre tantos que brillaban
contra el espacio negro, y pronto desapareció del todo... Pero no pudimos
reflexionar sobre todo aquello: un aroma acre saturó el aire, sentí que los ojos
me lloraban... Nada más.
Desperté a la luz de un sol violáceo.
Biblioteca de Videastudio – www.videa.com.ar