DIVINA REVELACION ALFA Y OMEGA LA DOCTRINA DEL
CORDERO DE DIOS LA DIVINA CIENCIA CELESTE
diferentes, en las multitudes de moléculas de un platillo volador, cuando éste
hace sus propias transformaciones; los hechos y la maniobrabilidad dentro de
un platillo volador, ocurren en principio microscópico, principiando por el
propio sentir de la molécula; porque cuando pidió su reencarnación como
materia, en un platillo volador, lo hizo conservando sus sensaciones de
moléculas; lo hizo conservando las características de su propia individualidad
molecular; en el universo viviente en donde se crean los platillos voladores, el
que la materia tenga vida, es mirado como la cosa más natural del infinito; tal
como las criaturas humanas, están acostumbradas al trato que ellas mismas
dan y sienten por su materia y elementos; la criatura se acostumbra a la
compañía de lo que es su diario vivir; esta costumbre de ser lo que se es, se
llama en el reino de los cielos, costumbre habitual del todo sobre el todo; y la
prueba de la vida humana consistía, en que la costumbre habitual del todo
sobre el todo, vivido por cada uno, no cayera en la negación de otras
costumbres habituales de otras criaturas del universo, porque se le enseñó al
mundo de la prueba, de que lo de arriba es igual a lo de abajo; es decir que lo
de Dios, no encuentra su límite en ninguna criatura; nadie es el límite de Dios;
los que pensaron en extraños límites poniéndose ellos mismos como tales,
tales límites harán poco menos que imposible, que ellos vuelvan a ser
reencarnados, para volver a conocer otras formas de vida; porque el mismo
extraño límite que de ellos salió, habla delante de Dios, en sus leyes de límite;
y este extraño límite exigirá que al espíritu que a él lo creó, no se le dé
reencarnación; esto es perder una oportunidad en seguir perfeccionándose en
su propia evolución espiritual; la ciencia de las moléculas no se imponen
límites que a ellas les afecte; lo expansivo se hace cohesivo para ir conociendo
nuevas é infinitas jerarquías de la cohesión; el todo sobre el todo de una
molécula está subordinado a su propia sensación que del infinito tenga; en un
platillo volador si una de sus moléculas se pusiera un límite ó una duda con
respecto al infinito mismo, sus compañeras moleculares, la mirarían de lo más
extraño; sería estar en presencia, de un extraño complejo sin causa; en el
reino de los cielos, se les llama acomplejados, a los espíritus que le ponen
límite a la creación de Dios; toda negación a lo de Dios, surge porque la
criatura misma, siendo pequeñísima en conocimiento, no se esfuerza en
imaginarse, lo que podría ser el infinito; no hace esfuerzo mental alguno, en
figurarse que hechos podrían estar ocurriendo en lugares remotísimos del
cosmos; esta extraña falta de imaginación por la creación de Dios, se juzja
también en el divino juicio final; tan extraña sensación de falta de
imaginación, ni el mismo espíritu afectado lo pidió; las moléculas de un platillo
volador, se cuidan de que la duda no se apodere de ellas; porque toda duda
empequeñece a lo de Dios; dentro de un platillo volador, todos se imponen
pruebas galácticas para ganar experiencias que no conocen; también las
jerarquías perfectas del cosmos, se imponen pruebas; la causa de esto se
debe a que nadie lo sabe todo; sólo Dios lo sabe todo; y se vá sabiendo a
medida que cada cual va conociendo nuevas formas de vida; no exsiste otro
medio para conocer lo que no se conoce; la escencia de los platillos voladores
nace de las propias formas de fé, de sus constructores; porque sin fé en sus
respectivas reencarnaciones, no conocerían la ciencia que conocieron; sin fé
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