pequeños y de los sacos aéreos se encuentran unas cavidades diminutas en forma de copa,
conocidas como alvéolos, por fuera de las cuales se disponen tupidas redes de capilares
sanguíneos. Las moléculas de oxígeno y de bióxido de carbono pasan con facilidad a través
de las paredes tenues y húmedas de los alvéolos. La superficie alveolar total por donde los
gases pueden difundirse es de 93 m2, más de 50 veces el área de la piel.
El pulmón y la cavidad torácica donde está contenido se cubren de unas hojas de epitelio liso
y delgado que se conocen como pleura. Se conserva húmeda para que los movimientos
respiratorios se hagan apenas sin fricción. La presión en la cavidad pleural (o sea, la que
está entre las dos capas de la pleura) generalmente es inferior a la atmosférica. La
elasticidad de los pulmones tiende a que se separen ligeramente de la pared torácica, lo que
crea un vacío relativo en la cavidad pleural.
La cavidad torácica está cerrada, de modo que no tiene comunicación con la atmósfera ni
con ninguna otra cavidad del organismo. En la parte superior y a los costados está limitada
por la pared, la cual contiene las costillas, en tanto por la parte inferior se extiende un
músculo estriado, como si fuera una cúpula, conocido como diafragma.
1.3.2.2.2. MECÁNICA DE LA RESPIRACIÓN
Es necesario distinguir claramente entre respiración (intercambio de gases entre una célula
y su medio, que en el ser humano consta de tres fases: respiración externa, transporte por
la corriente sanguínea y respiración interna) y los movimientos respiratorios que son
sencillamente el proceso mecánico de hacer pasar aire al interior de los pulmones
(inspiración) y expulsarlo de nuevo al exterior (espiración). Como los capilares pulmonares
están constantemente retirando oxígeno del aire alveolar, y devolviendo al mismo bióxido de
carbono, es evidente la necesidad de que ese aire se esté renovando constantemente.
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