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plano del relato anterior. La búsqueda de lo absoluto, de un nivel angélico de esencias, halla aquí un acento de profunda intensidad. Para A. Clutton-Brock: «El poder de las palabras vale por todos los cuentos famosos de Poe... Es uno de los más admirables trozos de prosa del lenguaje inglés, tanto por la forma como por el tema... (El relato) implica la filosofía de alguien para quien el mismo Cielo está lleno de deseo y de pasión de infinitud; para quien es pasión antes que delicia, pues sólo la pasión contaba para él en este mundo.» La conversación de Eiros y Charmion The Conversation of Eiros and Charmion. Burton’s Gentleman’s Magazine, diciembre de 1839. En 1843 se publicó con el título: The Destructio of the World (24) Sin duda Poe conocía las teorías estoicas de los ciclos y de la destrucción del universo por el fuego. Un biógrafo concienzudo ha hecho notar que Poe pudo ver una lluvia de meteoritos en Baltimore, en 1833. Incidentalmente, de este relato pudieron nacer dos novelas de Julio Verne: Hétos Servadac y El experimento del Dr. Ox. El coloquio de Monos y Una The Colloquy of Monos and Una. Graham’s Lady’s and Gentleman’s Magazine, agosto de 1841 (31) El admirable relato que hace Monos de su muerte explica entre tantas otras pruebas la prodigiosa influencia de Edgar Poe sobre los simbolistas franceses. La interfusión de los sentidos (donde se ha señalado la presencia del opio), la visión por el olfato, la visión como sonido, preludian las correspondencias que Baudelaire habría de ilustrar en su famoso soneto, y las sabias sustituciones de Des Esseintes en la novela de Huysmans. Silencio Silence: A Fable. The Baltimore Book and New Year’s Present, Baltimore, 1837. Título original: Siope: A Fable (17) Una «fábula», y mejor aún poema en prosa, que la tradición induce a incluir entre los cuentos. La metafísica alemana, a través de Coleridge, parece haber influido en estas páginas, que Poe presentó «a la manera de los autobiógrafos psicológicos». Allen dice de ellas que son «la contribución más majestuosa de Poe a la prosa», lo cual parece una confusión de géneros. Silencio es poesía, exige ser leído como un poema, escondido rítmicamente, salmodiado como un conjuro o un texto profético. El lector pensará en William Blake, en cier