que éste envió a Helen Whitman: «Todo lo que he expresado aquí se me apareció de
verdad. Recuerdo el estado mental que dio origen a Ligeia...» Las referencias al opio en el
relato se enlazan desde la ficción con estas palabras, que sería insensato creer falsas.
D. H. Lawrence ha analizado la mutua destrucción de los enamorados, su vampirismo
espiritual, la lucha encarnizada de sus voluntades. Según Snell, el cuento debe ser
entendido de otra manera: «El narrador, loco, ha asesinado a Rowena, y sólo la lectura
literal de la segunda parte puede dar la impresión de que una transmigración de identidades
ha tenido realmente lugar». La frase en que el narrador dice haber creído ver que unas gotas
caían en el vaso, «es la prueba concluyente de que él la ha envenenado... Desea la vuelta de
Ligeia, la quiere, y en su locura le parece (tratando, además, de persuadirnos) que las
convulsiones de Rowena en la agonía son la lucha del espíritu de Ligeia para entrar en su
cuerpo. Y cuando, al fin, se convence de que el atroz drama ha terminado, la megalomanía
final lo envuelve y el relato se cierra cuando “una locura inenarrable” se apodera de él». En
Sex Symbolism, and Psychology in Literature, Roy P. Basler aporta un nuevo e interesante
análisis de las motivaciones de Poe, y de la pugna del escritor entre su racionalismo teórico
y los impulsos irrefrenables que se abren paso en sus mejores relatos.
La caída de la Casa Usher
The Fall of the House of Usher.
Burton’s Gentleman’s Magazine, septiembre de 1839 (22)
«Poe no consiguió superar jamás esta creación de una atmósfera maléfica» —ha dicho
Colling—. Si los temas son repetición de los de otros relatos —el opio, la angustia, la
enfermedad, la hiperestesia mórbida, el entierro prematuro, los sentimientos incestuosos—,
«el genio parece aquí un fluido que todo lo sensibiliza». Hervey Allen insiste en la carga
autobiográfica: Usher es «el retrato de Poe a los treinta años»; Lady Madeline es Virginia.
«Sus extrañas relaciones con su hermano y la inconfesable razón de éste para desear su
entierro en vida, todo ello recuerda las prolongadas torturas de Poe junto al lecho de su
moribunda esposa y prima hermana.»
El tono del relato le parece a Brownell su personaje central: «Nada ocurre que no sea
trivial o inconvincente comparado con su eficaz monotonía, su atmósfera de fantástica
lobreguez y melancolía desintegradora». D. H. Lawrence lo ha estudiado partiendo del
incesto como tema central y del principio de que todo hombre tiende a matar aquello que
ama. Para Shanks, Usher es «la presentación de un estado de ánimo». Como en Eleonora,
hay aquí un estrecho paralelismo entre el drama y las alteraciones del mundo exterior. La
«casa de Usher», cae en un doble sentido: como linaje y como edificio. El mismo Shanks
podrá decir irrefutablemente: «La casa de Usher es una imagen del alma misma de Poe, y
en ella encontramos como un epítome de sus supremas contribuciones a la literatura
mundial. Es la historia de una debilidad, y, sin embargo, su fuerza nace de ese mismo
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