este pequeño forastero francés, Mosiú Metré Dedans».
Entonces le guiñé a fondo el ojo, como para decirle: «No hay como Sir Patrick para
esta clase de triquiñuelas», me puse en seguida a la tarea, y usted se hubiera muerto de risa
de haber visto la forma tan astuta con que deslicé el brazo derecho entre el respaldo del sofá
y la espalda de su alteza, hasta encontrar, como es natural, su pr