ningún principio científico puede darnos ventaja al uno sobre los otros.
Tío.—¡Santo cielo! ¡Pues bien, Kate... pues bien, Bobby... como habéis dicho, ésta es
una sentencia contra mí! Pero soy hombre de palabra... ¡no lo olvidéis! ¡Kate será tuya,
muchacho (con pecunia y todo), cuando te parezca bien! ¡Atrapado, por Júpiter! ¡Tres
domingos juntos! ¡Tendré que ir a preguntarle a Dubble L. Dee lo que opina de esto!