Un ancho y profundo foso circunvalatorio, tallado en la roca viva, estaba defendido por una
solidísima muralla que nacía en su borde interno. A intervalos regulares surgían en la
muralla torres cuadradas de mármol blanco, las menores tenían sesenta pies de alto, y las
mayores, ciento veinte. Pero en las cercanías de la puerta de Benjamín la muralla no nacía
del borde mismo del foso. Por el contrario, entre el nivel de éste y la base del baluarte
alzábase un risco de doscientos