El misterio de Marie Rogêt
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(Continuación de «Los crímenes de la calle Morgue»)
Es giebt eine Reihe idealischer Begebenheiten, die der
Wirklichkeit parallel läuft. Selten fallen sie zusammen.
Menschen und Zufälle modificiren gewöhnlich die idealische
Begebenheit, so dass sie unvollkommen ercheint, und ihre
Folgen gleichfalls unvollkommen sind. So bei der Reformation;
statt des Protestantismus kam das Lutherthum hervor.
(Hay series ideales de acaecimientos que corren paralelos
a los reales. Rara vez coinciden; por lo general, los hombres y
las circunstancias modifican la serie ideal perfecta, y sus
consecuencias son por lo tanto igualmente imperfectas. Tal
ocurrió con la Reforma: en vez del protestantismo tuvimos el
luteranismo.)
(NOVALIS, Moral Ansichten)
Aun entre los pensadores más sosegados, pocos hay que alguna vez no se hayan
sorprendido al comprobar que creían a medias en lo sobrenatural —de manera vaga pero
sobrecogedora—, basándose para ello en coincidencias de naturaleza tan asombrosa que, en
cuanto meras coincidencias, el intelecto no ha alcanzado a aprehender. Tales sentimientos
(ya que las creencias a medias de que hablo no logran la plena fuerza del pensamiento)
nunca se borran del todo hasta que se los explica por la doctrina de las posibilidades. Ahora
bien, este cálculo es puramente matemático en esencia, y así nos encontramos con la
anomalía de que la ciencia más rígida y exacta se aplica a las sombras y vaguedades de la
especulación más intangible.
Los extraordinarios detalles que me toca dar a conocer constituyen, por lo que se
refiere al tiempo, la rama principal de una serie de coincidencias apenas comprensibles,
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En ocasión de la publicación original de Marie Rogêt, las notas que ahora se agregan al pie fueron
consideradas innecesarias; pero los varios años transcurridos desde la tragedia en la cual se funda este relato
obligan a incorporarlas, así como a decir en pocas palabras el propósito general del presente escrito. Una joven
llamada Mary Cecilia Rogers fue asesinada en las cercanías de Nueva York y, aunque su muerte produjo intensa
y duradera conmoción, el misterio que la rodeaba seguía sin resolverse cuando este relato fue escrito y
publicado (noviembre de 1842). Fingiendo narrar el destino de una grisette parisiense, el autor siguió con todo
detalle los hechos esenciales (parafraseando los menos importantes) del verdadero asesinato de Mary Rogers.
Así, todos los argumentos de la ficción se aplican a la verdad, pues su objeto era la investigación de esa
verdad.
El misterio de Marie Rogêt fue escrito lejos de la escena del asesinato y sin otros medios de investigación
que los datos de los periódicos. EL autor careció, por tanto, de muchos elementos que habría obtenido de
hallarse en el lugar y haber podido recorrer las vecindades. De todos modos no está de más recordar que la
confesión de dos personas (una de ellas la madame Deluc del relato), efectuadas en distintos momentos y muy
posteriores a la publicación, confirmaron plenamente no sólo la conclusión general, sino todos los detalles
hipotéticos principales por los cuales dicha conclusión había sido alcanzada.