ingleses que, si no toleran el duelo en su país, se baten en el extranjero cuando se trata de
defender su honra.
A las seis menos cuarto los viajeros llegaron a la estación, donde estaba el tren dispuesto a
marchar.
En el momento en que mister Fogg iba a entrar en el vagón, se dirigió a un empleado,
diciéndole:
-Amigo mío ¿no ha habido algunos disturbios hoy en San Francisco?
-Era un mitin, caballero -respondió el empleado.
Sin embargo, he creído observar alguna animación en las calles.
Se trttaba solamente de un mitin organizado para una elección.
-¿La elección de algún general en jefe, sin duda? -preguntó mister Fogg.
-No, señor; de un juez de paz.
Después de oír esta espuesta, Phileas Fogg montó en el vagón, y el tren partió a todo vapor.
XXVI
"Ocean to Ocean" (de Océano a Océano) -así dicen los amencanos- y esas tres palabras
debían ser la denominación general de la gran línea que atraviesa los Estados Unidos de
América en su mayor anchura. Pero, en realidad, el "Pacific Railroad" se divide en dos partes
distintas: "Central Pacific", entre San Francisco y Odgen, y "Union Pacific", entre Odgen y
Omaha. Allí enlazan cinco líneas diferentes, que ponen a Omaha en comunicación frecuente
con Nueva York.
Nueva York y San Francisco están, por consiguiente, unidas por una cinta no interrumpida
de metal, que no mide menos de tres mil setecientas ochenta y seis millas. Entre Omaha y el
Pacífico, el ferrocarril cruza una región frecuentada todavía por los indios y las fieras, vasta
extensión de territorio que los mormones comenzaron a colonizar en 1845, después de haber
sido expulsados de lilinois.
Anteriormente se empleaban, en las circunstancias más favorables, seis meses para ir de
Nueva York a San Francisco. Ahora se hace el viaje en siete días.
En 1862 fue cuando, a pesar de la oposición de los diputados del Sur, que querían una línea
más meridional, se fijó el trazado del ferrocarril entre los 41 y 42 grados de latitud. El
presidente Lincoin, de tan sentida memoria, fijó, por sí mismo, en el Estado de Nebraska, la
ciudad de Omaha, como cabeza de línea del nuevo camino. Los trabajos comenzaron en
seguida, y se prosiguieron con esa actividad americana, que no es papelera ni oficinesca. La
rapidez de la mano de obra no debía, en modo alguno, perjudicar la buena ejecución del
camino. En el llano se avanzaba a razón de milla y media por día. Una locomotora, rodando
sobre los raíles de la víspera, traía los del día siguiente y corría sobre ellos a medida que se
iban colocando.
El "Pacific Railroad" tiene muchas ramificaciones en su trayecto por los estados de Iowa,
Kansas, Colorado y Oregón. Al salir de Omaha, marcha por la orilla izquierda del río "Platter"
atraviesa los terrenos de Laramie y las montañas Wahsatch, da vuelta al lago Salado, llega a
"Lake-Salt-City", capital de los mormones, penetra en el valle de la Tuilla, recoite el desierto
americano, los montes de Cedar y Humboldt, el río Humboldt, la Sierra Nevada, y baja por
Sacramento hasta el Pacífico, sin que este trazado tenga pendientes mayores de doce pies por
mil aun en el trayecto de las montañas Rocosas.
Tal era esa larga arteria que los trenes recorren en siete días, y que iba a permitir al
honorable Phileas Fogg -así al menos lo esperaba-, tomar el 11, en Nueva York, el vapor de
Página 79