-Señor Fix -respondió Picaporte-. Me alegro de veros a bordo. ¿Y adónde vais?
-Lo mismo que vos, a Bombay.
-Mucho mejor. ¿Habéis hecho ya este viaje?
-Muchas veces -respondió Fix-. Soy agente de la Compañía Peninsular.
-Entonces, ¿conocéis la India?
-Pero... si... -respondió Fix, que no quería aventurarse mucho.
-¿Y es curioso este país?
-Muy curioso. Mezquitas, minaretes, templos, faquires, pagodas, tigres, serpientes,
bayaderas. Pero debemos esperar que tendréis tiempo de visitarlo.
Así lo espero, señor Fix. ¡Ya comprenderéis que no es permitido a un hombre de
entendimiento sano pasar la vida saltando de un vapor aun ferrocarril, y de un ferrocarril a un
vapor, con el pretexto de dar la vuelta al mundo en ochenta días! No, toda esta gimnasia
terminará en Bombay, no lo dudéis.
-¿Y se encuentra bien mister Fogg? -Preguntó Fix con el acento p