-¿Qué mechero?
-Mi mechero de gas que se me ha olvidado apagar y que está ardiendo por mi cuenta. He
calculado que sale a dos chelines cada veinticuatro horas, justo seis peniques más de lo que
gano, y ya comprenderéis que a poco que el viaje se prolongue...
¿Comprendió Fix el negocio del gas? Es poco probable. Ya no escuchaba nada y estaba
tomando una resolución. El francés y él habían llegado al bazar. Fix dqlo a su compañero que
hiciera sus compras, le recomendó que no faltase a la salida del "Mongolia", y volvió con
premura al despacho del agente consular.
Fix, ahora firme en su convicción, había recobrado toda su serenidad.
-Señor --dijo al cónsul-; ya no abrigo duda ninguna. Tengo a mi hombre. Se hace pasar por
un excéntrico que quiere dar la vuelta al mundo en ochenta días.
-Entonces, ¿es un ladino que cuenta con volver a Londres después de haber hecho perder su
pista a todas las poblaciones de ambos continentes?
-Eso lo veremos -respondió Fix.
-Pero, ¿no os equivocáis? -Preguntó de nuevo el cónsul.
-No me equivoco.
-Entonces, ¿por qué ha tenido ese ladrón el empeño de hacer visar su pasaporte en Suez?
-¿Por qué?... No lo sé, señor cónsul -dijo el agente-, pero oídme...
Y en pocas palabras refirió los más importante de su conversación con el criado del
susodicho Fogg.
-En efecto -dijo el cónsul-; todas las presunciones están contra él. ¿Y qué vais a hacer?
-Expedir un despacho a Londres con petición urgente de un mandamiento de prisión,
embarcarme en el "Mongolia", seguir al ladrón hasta la Indias, y en aquella tierra inglesa
salirle al encuentro cortésmente con mi orden en la mano.
-Después de pronunciar estas palabras con frialdad, el agente se despidió del cónsul y se
dirigió al telégrafo, donde envió al director de la policía metropolitana el despacho ya
mencionado.
Un cuarto de hora más tarde, Fix, con su ligero equipaje en la mano y bien provisto de
dinero, se embarcaba en el "Mongolia", y muy luego el rápido buque surcaba a todo vapor las
aguas del Mar Rojo.
IX
La distancia entre Suez y Adén es exactamente de mil trescientas millas, y el pliego B