-Sin duda -respondió mister Fogg-, no atravesando el Indostán; pero entonces no hubiera
salvado a mistress Aouida, no sería mi mujer, y...
Y mister Fogg cerró tranquilamente la puerta.
Así, pues, la apuesta estaba ganada, haciendo Phileas Fogg su viaje alrededor del mundo en
ochenta días. Había empleado para ello todos los medios de transporte, vapores, ferrocarriles,
coches, yatchs, buques mercantes, trineos, elefantes. El excéntrico caballero había desplegado
en este negocio sus maravillosas cualidades de serenidad y exact