desprendido amigo tranquilizó a la suplicante muchacha y, en cuanto supo el nombre de su amado,
abandonó al instante su galanteo. Había ya comprado con su dinero una granja, en la cual pensaba
pasar el resto de su vida, pero se la cedió a su rival, junto con el resto de su fortuna, para que pudiera
comprar algunas reses. El mismo solicitó del padre de la joven el consentimiento para la boda, mas el
anciano se negó considerándose en deuda de honor con mi amigo, el cual, al ver al padre en actitud
tan inflexible, abandonó el país para no regresar hasta saber que su antigua novia se había casado
con el hombre a quien amaba. «¡Qué persona tan noble!», exclamarás sin duda, y así es, pero
desgraciadamente ha pasado toda su vida a bordo de un barco y apenas tiene idea de algo que no
sean las maromas y los obenques.
Mas no pienses que el que me queje un poco, o crea que quizá nunca llegue a conocer el consuelo
para mi tristeza, signifique que titubeo en mi decisión. Esta es tan firme como el destino mismo, y mi
viaje se ve retrasado tan sólo porque espero un tiempo favorable que me permita zarpar. El invierno
ha sido tremendamente duro; pero la primavera promete ser buena e incluso parece que se
adelantará, de modo que quizá pueda hacerme a la mar antes de lo previsto. No actuaré con
precipitación; me conoces lo suficientemente bien como para fiarte de mi prudencia y moderación
cuando tengo confiada la seguridad de otros.
No puedo describirte la emoción que tengo ante la proximidad del comienzo de mi empresa. Es
imposible transmitirte una idea de la tremenda emoción, mezcla de agrado y de temor, con la cual me
dispongo a partir. Marcho hacia lugares inexplorados, hacia «la región de la bruma s la nieve», pero
no mataré a ningún albatros, así que no temas por mi suerte.
¿Te encontraré de nuevo, tras cruzar inmensos mares y rodear los cabos de Africa o América? ,No
me atrevo a esperar tal éxito, y no obstante no puedo soportar la idea del fracaso.
Continúa aprovechando toda oportunidad de escribirme; puede que reciba tus cartas (si bien hay
pocas esperanzas) cuando más las necesite para animarme. Te quiero mucho. Recuérdame con afecto
si no vuelves a saber de mí.
Tu afectuoso hermano,
ROBERT WALTON
CARTA 3
A la señora SAVILLE, Inglaterra
7 de julio de 17...
Mi querida hermana:
Te escribo con premura unas líneas para decirte que estoy bien y que mi viaje está muy avanzado.
Te llegará esta carta por un buque mercante que regresa a casa desde Ankángel; es más afortunado
que yo, que puede que no vea mi patria en muchos años. Sin embargo, estoy animado; mis hombres
son valerosos y parecen tener una firme voluntad. No les desaniman ni siquiera las capas de hielo que
constantemente flotan