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Caballo de Troya J. J. Benítez instalación. Soy portador de una carta, en la que te ruega me permitas hacer algunas consultas al respecto... Y acto seguido rescaté de mi bolsa de hule el pequeño rollo de pergamino, meticulosamente lacrado y confeccionado por los hombres de Caballo de Troya1. Se lo extendí a Pilato que, a decir verdad, no salía de su asombro. Después de leer el mensaje de mi inexistente amigo lo dejó caer sobre la mesa, visiblemente satisfecho por tanta adulación. -No sabía que en Roma conocieran... Asentí con una sonrisa. -Bien, concedido. Mañana mismo podrás hacer todas las preguntas que creas conveniente... -Mañana, estimado procurador -le interrumpí- no podré acudir a la fortaleza Antonia. Pero sí el viernes. -No se hable más: el viernes. -No deseo abusar de tu consideración -forcé-, pero, tú sabes lo difícil que resulta el acceso a tu residencia. ¿Podrías proporcionarme una orden o un salvoconducto, que facilitara mi trabajo? Poncio empezaba a perder la paciencia. Y con un gesto de desgana indicó al centurión que le acercase uno de los rollos que se alineaban en un amplia estantería, empotrada a espaldas del oficial y que, a simple vista, debía reunir un centenar largo de rollos. El procurador enderezó el papiro y, tomando una pluma de ganso, garrapateó una serie de frases con una letra casi cuadrada y en latín. -Aquí tienes -comentó un tanto molesto, mientras me hacía entrega de la orden-. El viernes, cuando presentes esta autorización, deberás preguntar por Civilis... Y ahora, por todos los dioses!, habla de una vez. «¡Bravo!» La exclamación de mi compañero Eliseo desde el módulo me hizo recobrar el ánimo. -Cuanto voy a relatarte -repuse bajando un poco el tono de la voz- es sumamente secreto. Sólo el Emperador y algunos de sus íntimos en Capri, entre los que se encuentra mi maestro, Trasilo, lo saben. Espero que tu proverbial prudencia sepa guardar y administrar cuanto voy a revelarte. »Tiberio, como te dije, no es ajeno a esa conjura. Él sabe, como tú, de las intrigas de Sejano y de su responsabilidad en las muertes y destierro de Agripina y de sus hijos. Pero ha dado órdenes secretas para que Antonia2 y su nieto Calígula viajen hasta Capri y se pongan bajo su protección... Poncio Pilato permaneció boquiabierto, como si estuviera viendo a un fantasma. Al fin, casi tartamudeando, acertó a expresar: -¡Calígula...! Claro, el bisnieto de Tiberio... ¡El «Botita»!...3 1 Caballo de Troya había fabricado aquel pergamino, siguiendo las antiguas técnicas de los especialistas de Pérgamo, en el noroeste de Asia Menor. Se utilizó una porción de piel de cordero. Después de eliminar el pelo fue raspada y macerada en agua de cal para eliminar la grasa. Después del secado y sin ulterior curtido se frotó con polvo de yeso, puliéndola a base de piedra pómez. La escritura, en latín, fue realizada siguiendo la técnica llamada capitalis rustica, a base de letras esbeltas y elegantes. (N. del m.) 2 Para poder comprender mejor estas luchas intestinas, que azotaron, sobre todo, aquellos últimos años del imperio de Tiberio, quiero recordar a los principales componentes de la llamada familia de los Claudios: Primera generación: Tiberio Claudio Nerón, casado con Livia, de la que tuvo a Tiberio (emperador) y a Druso I, sospechoso de ser hijo de Livia y el emperador Augusto. Segunda generación: hijos de Tiberio Claudio Nerón y Livia (hijastros de Augusto): Tiberio (emperador), que se casó con Vipsania y de la que tuvo a Druso II. Después se casaría con Julia I que le dio un hijo muerto. Druso I: se casó con Antonia II, de la que tuvo a Germánico, Claudio (que fue emperador) y a Livila. Tercera generación (hijos de Tiberio y Vipsania): Druso II: se casó con Livila, de la que tuvo a Julia III, Germánico Gemelo y Tiberio Gemelo. Tercera generación (II) (hijos de Druso I y Antonia II y, por tanto, sobrinos de Tiberio y sobrinos-nietos de Augusto): Germánico, Claudio (emperador) y Livila. Cuarta generación (hijos de Druso II y Livila y, por tanto, nietos de Tiberio y sobrinos-bisnietos de Augusto): Julia III, Germánico Gemelo y Tiberio Gemelo. Cuarta generación (II) (hijos de Germánico y Agripina I y, por tanto, sobrinos-nietos de Tiberio y bisnietos de Augusto): Nerón I, Druso III, Caio (más conocido por Calígula), Agripina II, Drusila y Julia Livila. (Antonia II, en consecuencia, era madre de Germánico y abuela de Calígula.) (N. del m.) 3 Así llamaban familiarmente a Calígula los soldados con los que se crió en la Germania, por el calzado que usaba, de tipo militar. (N. del ni.) 159