porque en el mundo no existe nada inútil, y contestando, amigo Barbicane, a to cuestión
con otra, afirmo que si los mundos son habitables, están habita-dos, o to han estado o to
estarán.
¡Muy bien! exclamaron los espectadores de las primeras filas, que imponían su opinión
a los de las úl-timas.
Es imposible responder con más lógica y acierto dijo el presidente del Gun Club . La
cuestión queda reducida a los siguientes términos: ¿Los mundos son ha-bitables? Yo creo
que to son.
Y yo estoy seguro de ello
respondió Michel Ardan.
Sin embargo replicó uno de los concurrentes , hay argumentos contra la habitabilidad
de los mundos. En la mayor parte de ellos sería absolutamente indispen-sable que los
principios de la vida se modificasen, pues, sin hablar más que de los planetas, es evidente
que en al-gunos de ellos el que los habitase se abrasaría y se helaría en otros, según su
mayor o menor distancia del Sol.
Siento respondió Michel Ardan no conocer per-sonalmente a mi distinguido
antagonista para poder contestarle. Su objeción no carece de fuerza, pero creo que se la
puede combatir vic F