Harto tenía que hacer el socarrón de Sancho en disimular la risa, oyendo las sandeces de su amo,
tan delicadamente engañado. Finalmente, después de otras muchas razones que entre los dos
pasaron, volvieron a subir en sus bestias, y siguieron el camino de Zaragoza, adonde pensaban llegar
a tiempo que pudiesen hallarse en unas solenes fiestas que en aquella insigne ciudad cada año
suelen hacerse. Pero antes que allá llegasen les sucedieron cosas que, por muchas, grandes y nuevas,
merecen ser escritas y leídas, como se verá adelante.
Capítulo 11: De la extraña aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el carro o carreta de
las cortes de la muerte
Pensativo además iba don Quijote por su camino adelante, considerando la mala burla que le habían
hecho los encantadores volviendo a su señora Dulcinea en la mala figura de la aldeana, y no
imaginaba qué remedio tendría para volverla a su ser primero: y estos pensamientos le llevaban tan
fuera de sí, que, sin sentirlo solté las riendas a Rocinante, el cual, sintiendo la libertad que se le
daba, a cada paso se detenía a pacer la verde yerba de que aquellos campos abundaban. De su
embelesamiento le volvió Sancho Panza, diciéndole:
-Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las
sienten demasiado, se vuelven bestias: vuesa merced se reporte, y vuelva en sí, y coja las riendas a
Rocinante, y avive y despierte, y muestre aquella gallardía que conviene que tengan los caballeros
andantes. ¿Qué diablos es esto? ¿Qué descaecimiento es éste? ¿Estamos aquí, o en Francia? Mas
que se lleve Satanás a cuantas Dulcineas hay en el mundo, pues vale más la salud en un solo
caballero andante que todos los encantos y transformaciones de la tierra.
-Calla, Sancho -respondió don Quijote con voz no muy desmayada-. Calla, digo, y no digas
blasfemias contra aquella encantada señora: que de su desgracia y desventura yo solo tengo la
culpa: de la invidia que me tienen los malos ha nacido su mala andanza.
-Así lo digo yo -respondió Sancho-: quien la vido y la vee ahora, ¿cuál es el corazón que no llora?
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