sino una moza aldeana, y no de muy buen rostro, porque era carirredonda y chata, estaba suspenso
y admirado, sin osar desplegar los labios. Las labradoras estaban asimismo atónitas, viendo aquellos
dos hombres tan diferentes hincados de rodillas, que no dejaban pasar adelante a su compañera;
pero rompiendo el silencio la detenida, toda desgraciada y mohína, dijo:
-Apártense nora en tal del camino, y déjenmos pasar; que vamos de priesa.
A lo que respondió Sancho:
-¡Oh princesa y señora universal del Toboso! ¿Cómo vuestro magnánimo corazón no se enternece
viendo arrodillado ante vuestra sublimada presencia a la coluna y sustento de la andante caballería?
Oyendo lo cual otra de las dos, dijo:
-Mas ¡jo, q VRFRW7G&Vv