–De donde nace que, cuando vemos alguna persona bien aderezada, y con ricos vestidos compuesta,
y con pompa de criados, parece que por fuerza nos mueve y convida a que la tengamos respeto,
puesto que la memoria en aquel instante nos represente alguna bajeza en que vimos a la tal persona;
la cual inominia, ahora sea de pobreza o de linaje, como ya pasó, no es, y sólo es lo que vemos
presente. Y si éste a quien la fortuna sacó del borrador de su bajeza (que por estas mesmas razones
lo dijo el padre) a la alteza de su prosperidad, fuere bien criado, liberal y cortés con todos, y no se
pusiere en cuentos con aquellos que por antigüedad son nobles, ten por cierto, Teresa, que no habrá
quien se acuerde de lo que fue, sino que reverencien lo que es, si no fueren los invidiosos, de quien
ninguna próspera fortuna está segura.
–Yo no os entiendo, marido –replicó Teresa–: haced lo que quisiéredes, y no me quebréis más la
cabeza con vuestras arengas y retóricas. Y si estáis revuelto en hacer lo que decís...
–Resuelto has de decir, mujer –dijo Sancho–, y no revuelto.
–No os pongáis a disputar, marido, conmigo –respondió Teresa–. Yo hablo como Dios es servido, y
no me meto en más dibujos; y digo que si estáis porfiando en tener gobierno, que llevéis con vos a
vuestro hijo Sancho, para que desde agora le enseñéis a tener gobierno, que bien es que los hijos
hereden y aprendan los oficios de sus padres.
–En teniendo gobierno –dijo Sancho–, enviaré por él por la posta, y te enviaré dineros, que no me
faltarán, pues nunca falta quien se los preste a los gobernadores cuando no los tienen; y vístele de
modo que disimule lo que es y parezca lo que ha de ser.
–Enviad vos dinero –dijo Teresa–, que yo os lo vistiré como un palmito.
–En efecto, quedamos de acuerdo –dijo Sancho– de que ha de ser condesa nuestra hija.
–El día que yo la viere condesa –respondió Teresa–, ése haré cuenta que la entierro, pero otra vez os
digo que hagáis lo que os diere gusto, que con esta carga nacemos las mujeres, de estar obedientes a
sus maridos, aunque sean unos porros.
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