suena en las orejas de los que lo oyen "el tal caballero es temerario y atrevido" que no "el tal
caballero es tímido y cobarde".
–Digo, señor don Quijote –respondió don Diego–, que todo lo que vuesa merced ha dicho y hecho
va nivelado con el fiel de la misma razón, y que entiendo que si las ordenanzas y leyes de la
caballería andante se perdiesen, se hallarían en el pecho de vuesa merced como en su mismo
depósito y archivo. Y démonos priesa, que se hace tarde, y lleguemos a mi aldea y casa, donde
descansará vuestra merced del pasado trabajo, que si no ha sido del cuerpo, ha sido del espíritu, que
suele tal vez redundar en cansancio del cuerpo.
–Tengo el ofrecimiento a gran favor y merced, señor don Diego– respondió don Quijote.
Y, picando más de lo que hasta entonces, serían como las dos de la tarde cuando llegaron a la aldea y
a la casa de don Diego, a quien don Quijote llamaba el Caballero del Verde Gabán.
CAPÍTULO 18: De lo que sucedió a don Quijote en el castillo o casa del Caballero del Verde Gabán,
con otras cosas extravagantes
Halló don Quijote ser la casa de don Diego de Miranda ancha como de aldea; las armas, empero,
aunque de piedra tosca, encima de la puerta de la calle; la bodega, en el patio; la cueva, en el portal,
y muchas tinajas a la redonda, que, por ser del Toboso, le renovaron las memorias de su encantada y
transformada Dulcinea; y sospirando, y sin mirar lo que decía, ni delante de quién estaba, dijo:
–¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,
dulces y alegres cuando Dios quería!
¡Oh tobosescas tinajas, que me habéis traído a la memoria la dulce prenda de mi mayor amargura!
Oyóle decir esto el estudiante poeta, hijo de don Diego, que con su madre había salido a recebirle, y
madre y hijo quedaron suspensos de ver la estraña figura de don Quijote; el cual, apeándose de
Rocinante, fue con mucha cortesía a pedirle las manos para besárselas, y don Diego dijo:
Portal Educativo EducaCYL
http://www.educa.jcyl.es