EL LÁSER, LA LUZ DE NUESTRO TIEMPO
muchos años después como puede ser la presencia de algunos tipos de cáncer.
Algunas alteraciones pueden incluso afectar a células germinales y ser transmitidas a la descendencia de los individuos irradiados.
La aparición de estas alteraciones depende de la dosis de radiación absorbida por el organismo. Sin embargo, como no todas las radiaciones tienen la
misma nocividad, se multiplica cada tipo por un coeficiente de ponderación. A
esto se le llama dosis equivalente y se mide en sieverts (Sv), una unidad que da
idea de la energía total de radiación recibida por unidad de masa corporal.
Los seres vivos estamos expuestos a niveles bajos de radiación ionizante
procedente del sol, las rocas, el suelo etc. Se considera que la dosis que recibimos del medio ambiente de forma natural está cercana a 1mSv al año.
La dosis efectiva que se considera que comienza a producir efectos en el
organismo es 100 mSv/año. Por este motivo, se fija una dosis de 100 mSv en
5 años como la máxima permitida para una persona que trabaje con radiaciones ionizantes.
L
A
S
O
C A
N
A
M
L A
A
S
L
A
S
O
Figura AI.7. Señal de peligro que indica la presencia de radiación ionizante.
Dado que los láseres de muy alta potencia empiezan a utilizarse para generar este tipo de radiación, las zonas en que se lleven a cabo estos experimentos deben de estar debidamente señalizadas. Además de ello, deberán
tomarse ciertas precauciones adicionales para reducir la dosis recibida tales
como:
C A
N
M A
A
L
S A
– Reducción de tiempo de exposición a la radiación.
– Aumento del blindaje para reducir el número de partículas ionizantes y su
energía.
– Aumento de la distancia a la fuente radiante de forma que la misma atmósfera funcione también como elemento de blindaje.
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