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PALABRAS CONVOCADAS
Malditas palabras
De Ana Cuevas Unamuno
¡La culpa la tuvieron las palabras!
No, no me miren así… Es muy importante lo que les
estoy contando. ¡Muy cierto!
Ah, ya veo… Ustedes son de los que creen que las
palabras son maravillosas, necesarias, que son las que
construyen la comunicación entre las personas, las que
permiten crear ideas, las que sirven de puentes…
Sí, los estoy viendo. Ustedes son de los que creen
que poseen las palabras, que ellas son de su propiedad
propia… Lamento desilusionarlos. ¡Están equivocados!
Nadie posee a las palabras, es al revés, las palabras
nos poseen. Somos nosotros propiedad de las
palabras. ¿No me creen? ¡Já!... Es fácil demostrarlo.
No terminamos de nacer cuando ya aparece una
palabra al acecho para ataparnos. No importa si la
palabra es Pedro, María, Nena, Machito…da igual,
cualquiera sea ya está, nos definió y con esa carga
vivimos hasta el final de nuestros días, hagamos lo que
hagamos.
A partir de entonces esa palabra convoca a sus
secuaces y una tras otra viene hacia nosotros para
conquistar el nuevo espacio recién nacido. Y no se
trata solo del acoso de palabras sueltas, no… lo peor es
que ellas comienzan a entrelazarse armando frases, y
las frases tejen las tramas con las que nos van
envolviendo. Tramas que nos describen, que nos
identifican, tramas que nos delimitan.
Sí, ¡sí! que nos delimitan, porque eso