Test Drive | Page 42

-Como quieras. Hasta puedes pagarme después en bolitas. -Así, sí. Metió la mano en el bolsillo y me dio una moneda. -No te aflijas, que recibí mucho dinero. Tengo la alcancía llena. Pasé la mano por la rueda de la bicicleta. -Es realmente linda. -Cuando crezcas y sepas andar te dejaré dar una vuelta, ¿está bien? -Bueno. *** Me lancé en una carrera enloquecida hasta el cafetín de "Miseria y Hambre", zangoloteando el cajón de lustrar. Entré como un huracán, con miedo de que fuesen a cerrar ya. -Señor, ¿tiene todavía de aquellos cigarrillos caros? Tomó dos paquetes cuando vio el dinero en la palma de mi mano. -¿Esto no es para ti, verdad, Zezé? Una voz dijo, atrás: -¡Qué idea! ¡Un chico de esa edad! Sin darse vuelta, le contestó: -Porque usted no conoce a este cliente de cualquier cosa. -Es para papá. Sentía una enorme felicidad haciendo rodar las monedas en la palma de la mano. -¿Ese o éste? -Tú sabrás. -Pasé todo el día trabajando para comprarle a papá este regalo de Navidad. -¿De verás, Zezé? ¿Y él que te regaló? 42