dos cosas: su intención de no convertir sus narraciones en meros juegos
literarios y su entrega apasionada a cada tema y a las posibilidades que
brinda. A veces hay en lo que escribe esbozos de crítica, pero nunca se
sitúa en el papel de sociólogo, fiel a su deseo de ser "nada más y nada
menos que un escritor; con todo lo que ello significa de testigo y de
participante de la realidad".
Vasconcelos, quizá sin saberlo, es también un poco poeta, y así lo
advertimos en algunas de sus páginas más encomiadas y en muchas de las
de este libro; pero no un poeta dramático, sino lírico, que se sirve de la
anécdota, de la acción y de los caracteres de sus criaturas para evidenciarlo.
La anécdota: he ahí otra de sus incorporaciones a la actual literatura del
Brasil. Muchos de los cultores de ésta la reemplazaron a menudo por la idea.
En la obra de este autor, la anécdota está desarrollada tanto por la acción
como por el diálogo, directo, simple, concreto.
Con sorprendente seguridad, José Mauro de Vasconcelos prosigue su
triunfal camino de escritor, recreando paisajes y dando vida a infinidad de
personajes. Todos ellos por algún singular mecanismo extraliterario
-difícilmente explicable, pues supera cualquier definición que pudiera
dársele- se identifican e integran en un mismo valor: el hombre, tal como lo
concibe y lo siente este novelista que en 1968 ratificó la importancia que le
concedieran los críticos dentro de la narrativa contemporánea del Brasil.
HAYDEE M. JOFRE BARROSO
NOTAS DE TRADUCCIÓN
En la presente traducción se ha tratado de conservar el sabor popular
en el vocabulario, las formas idiomáticas regionales y las derivadas de
situaciones sociales, cultura, educación, etcétera. De esta manera, cada
personaje, en su forma de expresarse, representa a su ambiente.
Casi en todos los casos se optó por sustituir las formas muy populares,
e inclusive las del lunfardo (gíria, en portugués), por su equivalente en
castellano; cuando no existían esas equivalencias, se las traducía,
directamente.
Figuran al pie de página las notas, aclaraciones o comentarios de la
traductora, en los casos en que se hicieron necesarios.
H. M. J.B.
Para los vivos:
Ciccilo Matarazzo
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