-Y hay más. Tan pronto no van a cortar tu planta de naranja-lima.
Cuando la corten estarás lejos y no sentirás nada.
Sollozando me abracé a sus rodillas.
-Ya no me interesa, papá. No me interesa... Y mirando su rostro, que
también se encontraba lleno de lágrimas, murmuré como un muerto:
-Ya la cortaron, papá, hace más de una semana que cortaron mi planta
de naranja-lima.
9
LA CONFESIÓN FINAL
Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y
ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo
siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayéndome
fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura
de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las
bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces
soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.
En aquel tiempo... En el tiempo de nuestro tiempo, no sabía que
muchos años antes un Príncipe Idiota, arrodillado frente a un altar,
preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas:
¿POR QUE LES CUENTAN COSAS A LAS CRIATURITAS?"
Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mí me contaron las cosas
demasiado pronto. ¡Adiós!
Ubatuba, 1967
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