ella siempre creía en mí cualquiera fuera lo que decidiera hacer con mi vida. Yo siempre he sentido su amor
y su luz en mi vida y siempre la sentiré‖.
JUGANDO JUNTOS PARA CONSTRUIR, RECONSTRUIR Y MEJORAR LAS RELACIONES.
La confianza en nosotros mismos y en otros es básica en toda relación sana. Los niños que se
desarrollan sobre bases sólidas y seguras de confianza pueden relacionarse y conectarse fácilmente con
otros. Ellos quieren comunicarse, colaborar y ser co-creadores junto con los adultos y con sus propios
compañeros. Esto se traduce en esperanza por un futuro inmediato y una confianza generalizada de que de
alguna manera y ordenadamente, las cosas se darán para ellos con facilidad.
Cuando la confianza desaparece, nosotros debemos honesta y sistemáticamente tratar de reconstruir
de nuevo la relación con los niños. Los pequeños que han sido avergonzados y a quienes se les hace sentir
culpables por ser ellos mismos, se les debe restañar esas heridas para que puedan tomar confianza en la
vida. Adicionalmente, si los niños han sido encasillados con sobrenombres y calificativos negativos, un
proceso de perdón mutuo entre adultos y niños debe experimentarse a fin de equilibrar la relación.
Por suerte, existen sanadores naturales de las relaciones como disfrutar la naturaleza, las artes, la
literatura, el juego, la risa. El juego es el compañero del crecimiento y el contexto interactivo menos
amenazante en todas las edades. La diversión y la risa que resulta del juego crean un ambiente alegre que
permite oportunidades únicas de conexión y significados de co-creación y propósito. Jugar juntos permite
celebrar el flujo de la vida y la existencia juntos.
LA GRACIA DE UN NIÑO ÍNDIGO
Durante una charla a un grupo de personas, el Dalai Lama fue informado de la presencia de un niño
con cáncer dentro de la audiencia que quería verlo. Con su efervescente y característica sonrisa, el Dalai
Lama respetuosamente invitó al niño a subir al estrado y a que dijera a la audiencia lo que en ese momento
tuviera en mente y quisiera decir. Sin titubear el niño se volvió a la multitud y dijo: "Yo soy un niño con
cáncer, pero primero que todo soy un niño. Necesito jugar y necesito reír. Necesito que ustedes vean
primero la alegría de mi corazón y entonces después, ustedes podrán ver que mi cuerpo tiene cáncer."
Esta simple historia tiene un profundo significado para todos los Niños Índigo. Sí, ellos son diferentes.
Sí, ellos tienen almas muy antiguas. Sí, ellos vienen con propósitos especiales. Sí, ellos son seres
inspirados. Sí, ellos tienen talentos y habilidades especiales. Sí, sí, sí: pero ante todo, ellos son
niños. Recordemos esto para así poder alimentar apropiadamente su naturaleza especial.
Esta naturaleza especial de los Niños Índigo requiere de una técnica disciplinaria especial. A
continuación Robert Gerard comparte con nosotros sus pensamientos y una guía de conducta para con los
Niños índigo:
DISCIPLINANDO AL NIÑO ÍNDIGO
por Robert Gerard, Ph.D.
PARA UN NIÑO ÍNDIGO LA DISCIPLINA ES VITAL. Como ellos son tan creativos y atléticos, siempre
están tratando de hacer cosas y de explorar más allá de sus limites. A la vez que quieren sentirse
seguros también están constantemente explorando los límites de seguridad, y quieren saber además
sobre las experiencias de vida que no les van a servir en sus altos propósitos. Frecuentemente
escucho a los padres "decir" a sus niños qué pueden y qué no pueden hacer. Esta actitud sofoca su
creatividad y reprime su natural expresión. Ellos responden entonces volviéndose defensivos y
odiosos.
El término “Disciplina amorosa” lo he usado para significar un proceso disciplinario que intenta servir los
intereses espirituales de los niños.
La disciplina amorosa está basada en las siguientes normas:
1. Mantenga al niño informado e involucrado en los asuntos
2. Prevenga malentendidos simplemente dando explicaciones.
3. No reaccione ante su niño
4. Evite estar dando órdenes
5. Mantenga su palabra
6. Enfrente cada situación en el mismo momento en que ocurre.
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