ENVIANDO MENSAJES POTENTES Y POSITIVOS A LOS NIÑOS
Por Judith Spitler McKee, Ed.I
Todos los niños requieren un intenso y personal cuidado, atención, tiempo, ánimo y guía de
parte de los adultos. En general la interacción adulto-niño necesita ser emocionalmente cariñosa,
amorosa, calmada e intelectualmente clara y estimulante. Los mensajes verbales y no verbales que
se les envían deben expresar alegría y bienvenida, como si ellos fueran los alegres invitados en
nuestras vidas.
Muchas veces los adultos sienten, actúan y hablan de forma que hacen sentir a los niños como si no
fueran bienvenidos; como si fueran malos, o una carga o un estorbo. Esta clase de mensajes negativos son
extremadamente dañinos para el crecimiento, aprendizaje, la lucha y la creatividad de los niños, quienes
ven a los adultos como modelos y como su apoyo. Los niños interpretan estos mensajes como: “Soy un niño
malo” o “Aquí no soy querido”. Estos mensajes dolorosos de temor disminuyen la habilidad de los niños de
responder y pueden ocasionar serias atrofias en su desarrollo en general.
Por el contrario, los mensajes de alegría y bienvenida son interpretados por los niños como: “Soy un
niño bueno; mi mundo es positivo y cariñoso”. Esta actitud incrementa la confianza de los niños y abre
motivaciones internas para crecer, aprender, luchar y Crear.
Desarrollando la Confianza y la Desconfianza en los Niños
La confianza en los niños se desarrolla cuando sienten en sus cuerpos y en sus espíritus que sus
necesidades básicas físicas, emocionales, intelectuales y creativas están cubiertas por las personas que los
cuidan y especialmente por los adultos responsables de sus jóvenes vidas. Los mensajes que les envían los
adultos deben ser más agradables que dolorosos, y deben estar basados en el amor y no en el temor. A
través de la confianza se va tejiendo el tapete de la conexión mutua y el respeto entre niños y adultos.
A continuación algunos ejemplos de mensajes de tonos agradables o desagradables. Los detalles
pueden cambiar para diferentes edades y situaciones pero el mensaje más importante es la interacción. Los
siguientes son momentos donde usted puede hacer la diferencia:
1. Su niña cubierta de barro entra a la casa sollozando. Ella quiere ser abrazada, busca refugio de un
mundo que la perturba.
Una actitud adulta poco agradable, negativa: "No me toques con tus manos sucias. Eres un desastre.
Apártate de mí‖.
Una actitud agradable, positiva: "Cuando tu querías que yo te abrazara yo estaba pensando en que mi
ropa se iba a estropear pero tu eres más importante para mí que mi ropa. Vamos a lavarnos. ¿Te gustaría
buscar tu libro favorito y nos acomodamos a leerlo en el sofá?
2. Su hijo se aproxima a usted cuando usted está pasando por un momento crítico en su vida.
Actitud negativa: usted pone los ojos en blanco a medida que el niño se le acerca y usted piensa, ―aquí
viene otro problema”, o ―aquí está él/ella de nuevo”. ”¡Oh, no! No más trabajo para mí”.
Su cuerpo adopta una actitud defensiva, sus hombros se yerguen, aprieta lo ́