recurrir a Ricoeur, a Michel Foucault, a Barthes, a Michel de Certeau….a Zizec,
Lipoveski. (que ojala no nos tardemos tanto en leerlos como pasó con
Foucault por ejemplo).
La realidad nos muestra a los psicoanalistas, pensando solo desde
psicoanálisis y con un gesto de común omnipotencia querer ser el centro de
todo tipo de interpretaciones y aportaciones a otros campos del saber. En vez
de dejarnos permear por las preguntas, las críticas, los discursos de otros
saberes para poder hacer, al estilo y con la enseñanza, por ejemplo de Michel
Foucault, una historia de “un análisis “ de los juegos de verdad , de los juegos
de falso y verdadero q través de los cuáles el ser se constituye históricamente
como experiencia, es decir… ¿a travésde qué juegos de verdad el ser humano
se ha reonocido como hombre de deseo?
Y ésta es una pregunta que atraviesa el tema de las mesas de hoy: el análisis
del analista. La experiencia de análisis por la que –supuestamente- y
habiendo un consenso expedito sobre esta obligatoriedad , todo analista
debe pasar, debe vivir.
Pues el análisis del analista, es eso, un viaje, un juego de verdades sucesivas
que le permiten acercarse a sí mismo, a la verdad de sí, a su inconciente,
único lugar desde el que el sujeto es.
Y es que el psicoanalisis, precisamente tendría que poder enfrentarse a
temas y problemas que marcan los puntos vulnerables de su práctica.
Retomaría acá una frase de Leo Bersani que pone en valor el psicoanálisis
como un saber en movimiento: “en los puntos de derrrumbe de la teoría se
encuentra el verdadero psicoanálisis”….yo diría en los puntos vulnerables de
la teoría y de la práctica es donde atravesando su imposibilidad podríamos
construir un pensamiento y actuar posible.
Tal es pues el objetivo de esta mesa debate, propiciar la escucha respuetuosa
y el diálogo fructífero del discurso del otro, del otro par, del otro que también
ocupando la función de analista, se pregunta, y se debate con los límites, los
nudos, y las resistencias en su escucha.
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