Test 160819 Modelo 1 | Page 13

Clínica De la pertenencia institucional a la escucha de lo contemporáneo: avatares del quehacer en la clínica psicoanalítica. AUTOR XXXXXX XXXXXX XXXXXX Psicoanalista, miembro del CPM Correo: [email protected] Fecha de Recepción: 01/01/2019 R ecuerdo perfectamente esa intrigante pregunta planteada en el propedéutico de la formación del CPM, por ahí del año 1999: ¿Quién habla por tu boca? Cuestión que sigue girando a lo largo de cada seminario, en cada lágrima vertida en el diván, en cada paciente aquejado por un dolor que le es propio y a la vez inaprehensible. En aquel entonces yo era una recién egresada de la carrera de psicología, de la UAM-X, de donde era natural continuar la formación en el CPM. Mucha gente relató en aquel propedéutico que habían hecho una exhaustiva investigación sobre las instituciones que ofrecían formación en esa época (porque ahora ya se inseminan e impregnan la ciudad). Entonces habían elegido el CPM por esa contradicción esencial entre ser un modelo de institución que parece no querer instituirse, y también, porque, por supuesto, es un lugar donde se lee a Freud. (Cosa que entre otras cosas valoro sobremanera que siga sucediendo). Formar parte del CPM como formando era también adscribirse a un modelo de psicoanálisis que remite a pensarse en la clínica, en la reflexión teórica, en una posición ética que refiere a la imposibilidad de autorizarse desde legalidades formales y configurarse en una autorización tan singular como confusa. ¿Cuándo nombrarse psicoanalista? ¿Qué significa eso? Recuerdo las primeras tarjetas que mandaron a hacer mis colegas, con su nombre acompañado de la leyenda “terapia psicoanalítica”. Como si por anteponer la palabra terapia, uno se quitara cierta responsabilidad de ese nombre tan lleno de idealizaciones sostenidas por transferencias. En mi caso, el recorrido por otras instituciones psicoanalíticas vino después, cuando me respondí a esa pregunta formulada en el propedéutico, con ayuda de Joaquín Sabina y 9