aún ese algo de cantidad inviste a las
neuronas omega, que así también
aspirarían a la descarga.
Sin embargo, ni el carácter
pasadero de omega ni su facilitación
plena provienen de cantidades, que
son tan pequeñas en estas neuronas.
Freud recurre entonces al “oscuro
concepto” (Strachey) del periodo.
Concepto en verdad oscuro, pues
aunque Freud atribuye a la
apropiación de éste por omega el
fundamento de la conciencia, no
detalla en qué consiste el periodo de la
excitación que en psi es monótono y en
omega tiene desviaciones (producidas
por los órganos de los sentidos) que
llegan a la conciencia como
cualidades.
Del concepto de periodo,
empero, destaquemos que lo que le
aporta al decurso de cantidad es el
carácter de naturaleza temporal. Lo
cual, forzando quizá un poco las cosas,
resuena a la espera, tan significativa en
la primera vez masoquista y que
imprime la modalidad temporal de
esta meta sexual. ¿Qué de esa vivencia
con la señorita Lambercier pudo
resultar tan determinante como para
marcar a Rousseau para el resto de su
vida en sus gustos, deseos y pasiones?
Según parece, no sería tanto la
magnitud de la impresión (cuando
menos no el castigo físico); y ya vimos
que tampoco la frecuencia (en todo
caso volverla frecuente es lo que el
masoquista busca en su deseo de
repetición).
Sería
posible
que
obedeciera
más
al
“tiempo
mortificante” que impacta al sujeto...
¿La apropiación del periodo de
excitación?
Ahora bien. No perdamos de
vista que el dolor por los azotes le
resultó a Rousseau “menos terrible”
que la espera. De ambos estímulos
externos generadores de grandes
cantidades, fue la espera la que
irrumpió en psi provocando displacer,
el cual “sería la sensación omega frente
a un acrecentamiento de quantum en
psi” (p. 356). Esto porque el nivel de
investidura de omega está en
proporción con psi, que a la manera de
un vaso comunicante la llena, ya sea
acrecentando o decreciendo su nivel,
de
suerte
que
los
procesos
cuantitativos en psi llegan como
cualidades a la conciencia. “Placer y
displacer serían las sensaciones [...] del
nivel propio en omega”.
Entonces, el acrecentamiento
cuantitativo de presión en psi llegó
como cualidad displacentera a omega,
específicamente como angustia. Pero
luego, en la ejecución del castigo, acto
en el que esperaba otra irrupción de
grandes cantidades, el pequeño Jean-
Jacques encontró un “curioso placer”.
No hubo más incremento de cantidad,
sino descarga. “Placer sería la
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